Caster Semenya está siendo forzada a alterar su cuerpo para hacer que las corredoras más lentas se sientan seguras de su feminidad
Por Chase Strangio
Traducción: Laura Inter del artículo “Caster Semenya is being forced to alter her body to make slower runners feel secure in their womanhood” de Chase Strangio
Los tribunales decidieron que se requiere discriminar a algunas mujeres para que las competiciones deportivas sean “justas” para otras mujeres.

ACTUALIZACIÓN (9 septiembre 2020, 9:38 a.m. ET): Este artículo ha sido actualizado para reflejar que, el 8 de septiembre de 2020, la Corte Suprema Federal de Suiza anunció que estaba negando la apelación de Caster Semenya, y confirmando la decisión del Tribunal de Arbitraje Deportivo, que la obliga a tomar medicamentos especiales para alterar el estado natural de su cuerpo si desea competir en ciertas carreras.
El discriminar a ciertas mujeres es “necesario” para proteger a otras mujeres, de acuerdo con la decisión del Tribunal de Arbitraje Deportivo (CAS, por sus siglas en inglés) y la Corte Suprema Federal de Suiza en el caso de Caster Semenya.
La decisión del CAS y la Corte de Suiza, suponen un desafío a las regulaciones para las atletas con diferencias en el desarrollo sexual, como lo es Semenya, la corredora Negra sudafricana que produce de manera natural más testosterona de lo considerado típico para una mujer cisgénero. Las regulaciones que Semenya desafió la obligarían a suprimir artificialmente sus niveles hormonales para continuar compitiendo en los eventos femeniles. En el resumen ejecutivo de la decisión completa, el tribunal explicó que las “regulaciones son discriminatorias, pero que… tal discriminación es necesaria”. Esa decisión fue confirmada por la Corte Suiza en apelación.
En particular, las regulaciones y la decisión aplican solo a ocho eventos – tres de los cuales son las carreras en las que Semenya generalmente compite.
En otras palabras, el CAS y la apelación ante la Corte Suiza, han decidido que se requiere un trato diferenciado para las mujeres Negras, las mujeres trans, y las mujeres intersexuales para que las competencias atléticas sean “justas” para otras mujeres – al menos, bajo un sistema en el que las personas blancas ejercen un poder tremendo sobre los cuerpos y autonomía de las personas que son percibidas como una amenaza. Estas decisiones se producen en un momento político en el que existe un ataque global contra personas que no se ajustan a los estereotipos de las diferencias sexuales binarias, y después de una larga historia de autoridades blancas que vigilan los cuerpos de las mujeres de color, en particular de las mujeres Negras e Indígenas del sur global.
“Sé que las regulaciones de la IAAF siempre han estado dirigidas específicamente a mí”, dijo Semenya en un comunicado después de que se emitió la decisión. “Durante una década, la IAAF ha tratado de frenarme, pero en realidad esto me ha hecho más fuerte”.
Añadió, “La decisión del CAS no me va a detener. Una vez más me levantaré y continuaré inspirando a las mujeres jóvenes y atletas en Sudáfrica y alrededor del mundo”.
Muchas personas que reaccionaron a la decisión han descrito incorrectamente la identidad de Sementa, llamándola transgénero (no lo es) u hombre (no lo es). Ella es una mujer – que no es transgénero – que produce más testosterona que un porcentaje de otras mujeres no transgénero.
Como explicó Katrina Karkazis en una columna de The Guardian en marzo: “Etiquetar a las mujeres como ‘hombres biológicos’ traza una conexión sospechosa entre el sexo, la testosterona y la condición atlética, que se basa en ideas que desde hace mucho fueron descartadas, que dicen que los hombres y mujeres pueden tener un “sexo verdadero”, que la testosterona es ‘la hormona sexual masculina’, y que la testosterona es la clave para tener una condición atlética superior. Ninguna de esas ideas es verdad, y ya es tiempo de que la gente deje de decir que lo son”.
La idea de que se puede identificar una sola característica biológica que claramente separe a los dos sexos binarios es simplemente falsa, y sirve a las estructuras mismas del patriarcado y de la supremacía blanca que son utilizadas para atacar a mujeres Negras poderosas (cisgénero y transgénero) que son percibidas como intrusas en los espacios que esas personas quieren reservar para las mujeres blancas.
Los cuerpos a menudo son codificados como apropiadamente “masculinos” o apropiadamente “femeninos”, a través de la mirada del racismo y la supremacía blanca. Y esa mirada se usa para vigilar algunos cuerpos para supuestamente servir a otras personas: Simplemente busca en Google “Serena Williams” o “Michelle Obama”, junto con insultos contra las personas transgénero, y verás como los cuerpos de las personas Negras y trans son vigilados e identificados como fuera de la categoría “mujer”.
Esta deliberada narrativa sobre la testosterona y la “masculinidad” es utilizada para lastimar a las mujeres Negras cisgénero como lo es Semenya, y también a todas las mujeres transgénero que están siento sistemáticamente excluidas de los espacios y categorías de mujeres. Caster Semenya no es un hombre: Es una mujer Negra que está siendo sometida continuamente al escrutinio público y a una regulación corporal invasiva por romper las expectativas.
Como señala David Zirin, editor de Nation Sports: “los argumentos sobre quien es realmente ‘mujer’, han sido utilizados contra mujeres atletas desde que las mujeres comenzaron a practicar deporte”. Estos esfuerzos para establecer que algunas atletas están fuera de la categoría “mujer” han sido aprovechados especialmente contra las mujeres Negras.
La decisión es parte de una narrativa que dice que algunas mujeres amenazan la integridad de la categoría “mujer”. Por ejemplo, ex atletas de élite en EUA y en Reino Unido, se han movilizado para oponerse a protecciones legislativas y de otro tipo para las mujeres transgénero, afirmando falsamente que esto pondrá fin al atletismo femenil. Estas afirmaciones que comparan de manera inexacta a las mujeres transgénero con los hombres no transgénero, ignoran la historia de la participación trans en el deporte sin ningún tipo de dominio, y abren la puerta a ataques generalizados contra la comunidad trans al afirmar que nuestros cuerpos amenazan inherentemente a las demás personas.
La búsqueda de un sexo biológico, binario y verdadero en cada persona es verdaderamente fútil y peligrosa. Los imperativos detrás de estas búsquedas casi siempre son de naturaleza excluyente, y en gran medida malinterpretan la magnitud en que nuestros cuerpos y características fisiológicas se ven afectadas por nuestra experiencia en el mundo.
La idea, por ejemplo, de que una mujer que es transgénero es igual a un hombre no transgénero, es evidentemente falsa. Además de los muchos cambios médicos que algunas personas experimentan para alinear sus cuerpos y niveles hormonales con los típicos de su género vivido, la forma en que experimentamos el trauma y las implicaciones sociales en el mundo impacta en gran medida nuestra función corporal. Es por eso qué a nivel de la población en general, la esperanza de vida varía tanto entre razas, clases y líneas geográficas.
Es posible que los sistemas de poder que existen solo aprueben a algunas mujeres como “mujeres” e intenten, de diversas maneras, excluir a las personas consideradas insuficientemente masculinas o femeninas de algunos espacios. Pero solo podemos sobrevivir como nuestro ser auténtico – por lo que seguiremos luchando para existir en nuestras verdades completas, por más inconvenientes que esas verdades puedan ser para las personas que quieren conservar el poder (y las medallas), solo para sí mismas.