Las deficiencias éticas de las cirugías ‘correctivas’ realizadas a bebés intersexuales. Por Nadia Nooreyezdan

Las deficiencias éticas de las cirugías ‘correctivas’ realizadas a bebés intersexuales

Por Nadia Nooreyezdan

Traducción: Laura Inter del artículo “The Ethical Pitfalls of ‘Corrective’ Surgery for Intersex Babies” de Nadia Nooreyezdan

Fuente: https://theswaddle.com/the-ethical-pitfalls-of-corrective-surgery-for-intersex-babies/

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Cortesía de The Indian Express

La naturaleza no sigue los límites arbitrarios de lo masculino y lo femenino. Son los humanos los que han decidido que ciertas formas genitales son normales y otras son ‘anormales’. Y son los humanos quienes deciden que estas últimas deberían ser clasificadas como intersexuales. Las personas intersexuales constituyen el 1.7% de la población; 1 de cada 2,000 bebés nacen lo suficientemente diferentes como para que los doctores recomienden que se les realicen cirugías para hacer que sus cuerpos tengan una apariencia más ‘normal’. Y los desconcertados padres, toman la decisión de alterar quirúrgicamente los genitales de sus hijos e hijas intersexuales, no porque exista una necesidad médica, sino por malestar e ignorancia de las alternativas. Es un estándar de atención que los activistas dicen que no es ético.

Mientras los libros de texto de biología pintan una imagen en blanco y negro de los sexos biológicos, en realidad, la manera en la que los humanos pueden presentar características físicas consideradas ‘femeninas’ o ‘masculinas’, existe en un espectro. Pechos, penes, clítoris, labios vaginales, y gónadas, todo varía en tamaño y forma. ‘Intersexual’, es un término general utilizado para varias condiciones, en las cuales una persona nace con un sistema reproductivo o anatomía sexual, que no se ajusta a nuestra definición cultural de lo femenino o masculino. Esto puede significar que una persona pueda nacer con genitales de apariencia típicamente femenina en el exterior, pero una anatomía típicamente masculina en el interior (o viceversa); o nacer con genitales que parecen una mezcla entre los típicamente masculinos y los típicamente femeninos; o nacer con genitales y sistema reproductivo que coinciden, pero con una genética denominada mosaico, donde algunas células tienen cromosomas XX (típicamente femeninos) y otras pueden tener cromosomas XY (típicamente masculinos).

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Algunas personas intersexuales pueden nunca enterarse de que sus características sexuales de desvían de la norma aceptada. Dependiendo de cual variación intersexual tengan, las personas pueden descubrirlo hasta que alcanzan la pubertad, o después, cuando descubren que son infértiles; algunas personas pueden vivir y morir sin siquiera saber que son intersexuales.

Sin embargo, para los recién nacidos cuyos genitales externos no parecen ajustarse a la norma, la decisión de los padres y doctores para asignarles un género, a menudo se toma de manera apresurada y con miedo, sin una razón médica relacionada a su salud en el futuro; las niñas y niños son sometidos a procedimientos quirúrgicos innecesarios para ‘corregir’ su anatomía antes de que sean capaces de proporcionar su consentimiento para esa decisión. Los niños con penes considerados demasiado pequeños, o las niñas con clítoris o labios vaginales que los doctores consideraban demasiado grandes, son operados, su tejido sano es cortado por razones que no tienen ninguna incidencia médica en su salud.

Esta práctica, que los activistas intersexuales llaman Mutilación Genital Intersexual (MGI), solamente está relacionada con la alteración quirúrgica de los genitales del niño o niña, únicamente por la apariencia. Además de los riesgos de, por ejemplo, la cirugía de vaginoplastía que se realiza en un bebé, los grupos de activismo y adultos intersexuales afirman que realizar cirugías ‘correctivas’ para asignar un género a recién nacidos intersexuales, les arrebata su derecho a tomar una decisión informada. Los padres que proporcionan su consentimiento a nombre de sus bebés, no siempre están plenamente informados acerca de los riesgos inmediatos y a largo plazo de la cirugía, ni de las alternativas a la misma.

La práctica de las cirugías genitales correctivas comenzó en la década de 1950, cuando un equipo de profesionales médicos de la Universidad Johns Hopkins, desarrollo lo que llamaron un sistema para determinar el “género óptimo de crianza”, para el tratamiento de niñas y niños intersexuales. Este involucraba las cirugías genitales cosméticas, así como monitoreo endocrinológico y manipulación de los niveles hormonales del paciente, no necesariamente para asegurar se salud, sino la manifestación externa del género ‘correcto’. Los doctores y las familias generalmente trataron de ocultar la verdad, incluso existían libros de medicina que proporcionaban recomendaciones sobre cómo mentir a los y las pacientes intersexuales cuando fueran mayores.

Este modelo de atención se convirtió en un estándar de atención popular en todo el mundo, impulsado por la creencia de que las niñas y niños – más tarde, personas adultas – con genitales que no son del todo considerados ‘normales’, sufrirían psicológicamente. Sin embargo, no existe evidencia real de que las niñas y niños intersexuales que no fueron sometidos a cirugía, sufrieran más psicológicamente que quienes sí fueron sometidos a cirugía. Muchas personas simplemente crecen con genitales que tienen una apariencia un poco distinta. Podría decirse que el daño de sufrir cirugía cuando se es un recién nacido que no es capaz de proporcionar su consentimiento (o siendo los padres los que proporcionaron su consentimiento), simplemente para ajustarse a estándares arbitrarios de la anatomía genital, y que después te mientan sobre eso, tiene consecuencias mucho peores para las personas intersexuales.

Por otro lado, el modelo de “género óptimo de crianza” tiene implicaciones peligrosas en la salud de los bebés intersexuales que lo experimentan.  Muchas personas sufren de problemas de salud desde una edad muy temprana, debido a las cirugías innecesarias que les realizaron cuando eran bebés, niños o niñas pequeñas. Las personas que sufrieron gonadectomías (extirpación de ovarios, testículos y/o ovotestes) y que no reciben una terapia hormonal, o que reciben una terapia hormonal inadecuada, están en riesgo de osteoporosis severa y disminución de lívido. Y, debido a que esta práctica involucra que los doctores mientan y oculten el expediente médico a sus pacientes, muchas personas intersexuales sufren de daño psicológico y falta de confianza en el sistema médico, lo que tiene como consecuencia que dejen de obtener la atención médica que necesitan.

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El 19 de febrero de este año, Amnistía Internacional publicó un informe sobre las violaciones de derechos humanos que enfrentan los niños y niñas intersexuales en Islandia, los desafíos que enfrentan en el acceso a la atención médica, y las consecuencias de por vida de las cirugías genitales no deseadas. Al evaluar el progreso del movimiento intersexual de derechos humanos, Laura Carter, investigadora de orientación sexual e identidad de género, dijo: “Recientemente ha habido algunos cambios de actitud, en gran parte gracias al incansable trabajo de los y las activistas intersexuales, pero las personas intersexuales aún se ven perjudicadas por la desinformación y el estigma”.

Sin embargo, a medida que se levanta el velo de desinformación en torno a la intersexualidad, y las personas intersexuales comienzan a hablar acerca de sus experiencias, crece el rechazo contra la frecuencia de la asignación de género mediante cirugía. Ex cirujanos generales de EUA han colaborado para escribir un documento en el que afirman categóricamente que estos procedimientos no son necesarios, y un informe de 2017 publicado por Human Rights Watch, exige que se pospongan “todos los procedimientos que busquen alterar las gónadas o los genitales de las niñas y niños con características sexuales atípicas que sean demasiado pequeños para participar en la decisión, cuando esos procedimientos impliquen un riesgo significativo de daño y, además, puedan ser pospuestos de manera segura”.

Entonces, ¿cómo deberían los médicos aproximarse a estas situaciones? Por un lado, los niños y niñas intersexuales y sus padres, deberían ser tratados sin ningún tipo de estigma, y de una manera abierta y proporcionándoles el apoyo que necesiten. Los doctores deberían decir a los padres la verdad: – que la intersexualidad es bastante común; que no existen beneficios en la salud que se puedan obtener mediante la cirugía – y proporcionarles detalles acerca de la condición, así como el expediente médico se su hijo o hija. Aun así, los bebés pueden ser asignados a un género, ya sea como niños o como niñas – lo cual no requiere cirugía.

En lugar de que los padres sean asesorados por cirujanos y endocrinólogos, idealmente deberían tener acceso a psicólogos capacitados, que puedan contactarlos con otros padres de niños y niñas intersexuales para obtener apoyo.

Conforme el niño o niña crece, se le debe de proporcionar información honesta y precisa sobre el ser intersexual, y, si se requiere, asesoría psicológica. Los investigadores han encontrado que los grupos de apoyo entre pares son los más útiles para las niñas y niños intersexuales que se enfrentan a diversos problemas. Si una persona intersexual está interesada en la cirugía, debe ser capaz de obtenerla, pero solo después de que se le proporcione información completa sobre las consecuencias de la misma – y de esta manera, sea capaz de proporcionar su consentimiento.

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