De diversidad sexual e intersexualidad: Historia de dos amigos.
Por Luis Mora – Twitter: @Luis__Mora
Fecha de publicación: 28 de junio de 2015
*Publicado con autorización del autor.
Fuente: http://1213hc.blogspot.mx/2015/06/de-diversidad-sexual-e-intersexualidad.html
Ayer fue el día de la diversidad sexual, por lo cual se llevaron a cabo marchas y manifestaciones de apoyo a la comunidad LGBT. Platicando con unos amigos recordé algo que sucedió en mis tiempos de secundaria y quisiera comentar con ustedes.
Cuando yo era jovencito fui a una secundaria técnica, como hay muchas, y estaba yo en el taller de dibujo técnico. A todos mis compañeros los conocía desde la primaria y tenía amistad regular con casi todos ellos, entre ellos un jovencito que llamaré Carlos (no es su nombre real), y que era un chavo común y corriente, le gustaba el futbol y era el jefe de grupo. En determinado momento todos los varones empezamos a sufrir los clásicos cambios hormonales que llevan a la pubertad, el crecimiento de vello, el cambio de voz, etc. A Carlos, que era uno de mis mejores amigos, en determinado momento le dio por llevar chamarra hasta en los días más calurosos y no participar en deportes. Se salió del equipo de futbol y se volvió muy retraído. A pesar de que estaba creciendo, la voz se le adelgazó ligeramente.
En cierta ocasión, ya preparándonos a salir de la escuela, uno de los chavos más pendencieros del salón se le paró enfrente, y lo empujó diciéndole que era un «puto». Carlos no respondió y se quitó. Hicieron un corrillo y el acosador empezó a retarlo para pelear, tirándole golpes, y Carlos sólo se mantenía lo más a distancia posible. Uno de los amigos del acosador lo sujetó por detrás para que el otro lo golpeara, y cuando lo hizo dijo: «El puto tiene chichis!» y lo aventó haciendo cara de horror. Le arrancaron la chamarra, el sueter, lo golpearon, le abrieron la camisola y se burlaron de él. Mi amigo Carlos era hermafrodita (intersexual es el concepto actual), pero como eso no te lo enseñan en la escuela, todos creyeron que simple y llanamente era «puto».
Yo todo ese tiempo estuve petrificado, a mí me molestaban también esos acosadores por mi parálisis cerebral, y sabía que le iba a ir mal, luego me planté enfrente y le dije a Fernando, el que lo atacó, que lo dejara en paz, o le iba a decir al director. Sucedió lo que siempre sucede en esos casos, nos acusaron de «putos» a los dos y que éramos novios, pero logré que lo dejaran ir y lo acompañé a su casa. Me contó todo, que no sabía cómo había sucedido, que los doctores le llamaban a eso hermafroditismo, que su papá abandonó a su madre por eso, que estaba muy deprimido y se quería morir.
Un niño no tiene idea de cómo ayudar a su mejor amigo cuando eso sucede, o cómo aconsejar, pero como él siempre me había apoyado cuando me atacaban a mí, me mantuve con él todo ese tiempo, mientras estuvo en la escuela, después su mamá decidió que se fueran a vivir a Guadalajara, y modificaron su acta de nacimiento, llamándolo Carla. Fui el único de los compañeros que fue a despedirse de ellos.
Pasaron los años, y un día estaba yo en el ciber-café que tuve en donde antes se ubicaba mi casa y entró una guapa joven, como de 1.60 de estatura, que me saludó muy alegre, y me dijo que cómo estaba y que le daba mucho gusto verme. Ni idea quién era ella ni aunque me dijo que era Carla F., una compañera de la secundaria. Nada, no recordaba. Se acercó y me dijo por lo bajo: «Soy Carlos». Recordé todo, le dije que se veía muy guapa -Muchísimo, la verdad- y que qué había sido de ella. Me contó que era dentista, que estaba soltera y que era muy feliz. Fuimos a la cafetería Kofee que estaba en el centro y ahí me agradeció todo el apoyo y amistad que le di cuando éramos niños, que de otra manera se habría suicidado. Yo le dije que no era nada, que en su tiempo ella me había apoyado cuando los niños me molestaban a mí por mi problema físico, y que yo sólo hice lo que todo buen amigo haría. Después de un rato nos despedimos y se fue, sigo en contacto frecuente con ella. Para mí es la mujer más normal del mundo, y se comporta como tal.
Las diferencias sexuales, en este caso el de Carla, que fue una mutación, son dignas de ser tomadas en cuenta. A personas intersexuales casi nadie las menciona porque dentro de su status en el mundo LGBT son una minoría, pues son los que menos intentan destacar sus características, Ellos no definieron su sexualidad por elección, no se operaron, no se hicieron implantes, ni es hormonal, es genético, y tienen que pasar pruebas terribles y traumas que pocos humanos son capaces de soportar. Para personas como Carla, mis respetos, otros dirían que son «raros» o tienen una «enfermedad». No son ni una cosa ni otra, son seres humanos, tan valiosos como el que más, y merecen la oportunidad de demostrarlo. Es mi punto de vista.
Gracias por compartir mi texto, 🙂 es un honor.
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Por haber visto con los ojos del corazón es que pudiste mantenerlo abierto hacia tu amiga (en femenino, dado que por tu relato, entiendo que ella se asume como mujer). Estoy segura que todxs necesitamos un amigo que nos acepte por quienes somos, sin prejuicios. Qué bueno que ella ha tenido esa suerte. Gracias por compartir tu experiencia.
Sólo acotaría algo: nadie elige su sexualidad realmente. Unx puede enriquecerla, expandirla, pero es algo con lo que ya nacemos. Por lo que he podido percibir a partir de experiencias y lectura, lo único que se «elige» (en la medida en que no es algo con lo que se nace, sino que es algo que se moldea a través de la familia, la sociedad, y nuestra propia mente) es la identidad de género. Es decir, el cómo nos asumimos, si como hombre o como mujer.
Biológicamente nacemos con las características que el azar cromosómico, hormonal y genético le dan a nuestro cuerpo. Nuestro sexo es un continuum, que abarca desde los polos femenino y masculino, pasando por los intersexos, que es toda esa diversa gama de características verdaderamente únicas que nos acompañan. Románticamente comenzamos a dirigir nuestro afecto con individuos de determinado género (femenino, masculino, o ambos). Pero nuestra identidad de género, es algo de lo que no estamos plenamente conscientes, sólo la damos por descontado de acuerdo a lo que la sociedad nos dice, a veces a base de enunciados sobresimplificados. Cuando nacemos, no somos mujeres ni hombres. Nuestro sexo no determina nuestro género. Pero seremos dichosxs si al crecer, nos sentimos cómodxs con la identidad que nos indicaron. Hay veces que esto no es así, lamentablemente…
Saludos.
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Totalmente de acuerdo.
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Un gran abrazo para quienes tienen ( tenemos) el privilegio de vivir el misterio de la vida.
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