Cuerpos diversos, normas rígidas. Por Laura Inter | Conversatorio Intersexualidad y Deporte – CIEG UNAM

Este texto fue presentado en el Conversatorio Intersexualidad y deporte, durante el Coloquio Reflexiones Trans e Intersex (CIEG UNAM) el 18 de octubre de 2024.

Ilustración realizada por Laura Inter, 2024.
Descripción de imagen: Ilustración en blanco y negro de las atletas Dutee Chand, Caster Semenya y Imane Khelif. Arriba, con letras moradas dice: «Cuerpos diversos, normas rígidas. Laura Inter». A la derecha hay unas orquídeas moradas.

Cuerpos diversos, normas rígidas

Por Laura Inter

Buena tarde, mi nombre es Laura Inter, soy una mujer que nació con cuerpo intersexual. Nací a principios de la década de 1980 en un hospital privado en la Ciudad de México. Al nacer, el médico anunció que era una niña sana, pero unos instantes después, para sorpresa de mis padres, informó que en realidad no estaba seguro si yo era un niño o una niña, presentaba diferencias genitales o “genitales ambiguos”.

Los médicos dijeron a mis padres que me tendrían que realizar un estudio de sangre —cariotipo— para determinar mis cromosomas y así poder asignarme un sexo. Cuando llegó el resultado, les informaron que mis cromosomas eran XX y, por lo tanto, me asignaron como niña.

Aunque nací sana, viví muchas experiencias complicadas, principalmente con los médicos y en los hospitales. Desde pequeña, me inculcaron que mi cuerpo estaba mal y que debía ser corregido. También viví situaciones difíciles en el entorno social, en donde no parece existir un lugar para las personas que salimos de la norma, de eso a lo que llaman “normal” y que nadie sabe exactamente que es. Y en mi familia, que a pesar de su cariño, nunca logró brindarme el apoyo que necesitaba.

Pasé gran parte de mi vida creyendo que en el mundo no había un lugar para personas como yo… un lugar que nos brindara las herramientas para comenzar a sanar y seguir adelante. Tampoco encontré ninguna comunidad intersexual de habla hispana. Esto me llevó a fundar Brújula Intersexual el 27 de octubre de 2013.

Brújula Intersexual es una organización mexicana que trabaja con personas, activistas y comunidades intersexuales de México, Latinoamérica y España. Trabajamos para defender los derechos humanos y mejorar la vida de las personas con variaciones intersexuales. Generamos nuevas narrativas a través de materiales informativos, brindamos acompañamiento y colaboramos con instituciones gubernamentales en México para generar políticas públicas.

Antes de continuar, quiero explicar por qué no hago presencia pública en mi activismo. Lo relaciono con mi seguridad, pero también tiene que ver con muchas experiencias personales. Nunca me ha gustado sentir que soy el centro de atención, siempre me ha incomodado que me tomen fotografías y que me graben en audio o video. Esto se debe a varias razones, algunas vinculadas a eventos que viví con mi familia, otras a vivencias en los hospitales y otras que ni siquiera sabría explicar. Esta forma de estar presente en estos espacios y el anonimato que me brinda el nombre Laura Inter, son también una forma de protesta ante la sobreexposición que han sufrido los cuerpos intersexuales por parte de la institución médica desde que somos bebés hasta que logramos decir: ¡BASTA!

Afirmo que la “visibilidad” no necesariamente implica la exposición de una persona ante una cámara, visibilizar es mostrar las violaciones a nuestros derechos humanos y dar a conocer nuestras demandas y eso es lo que quiero hacer el día de hoy pensando lo que ocurre en espacios deportivos.

En Brújula Intersexual, hemos buscado exponer situaciones de discriminación y vulneración de derechos humanos en distintos espacios, incluido el deporte. Un ejemplo reciente es el comunicado que emitimos el 2 de agosto de este año, titulado: Discriminación y desinformación sobre la boxeadora Imane Khelif en las Olimpiadas 2024. Mediante ese comunicado expusimos nuestra profunda preocupación y rechazo ante la discriminación que enfrentó la boxeadora argelina durante la competencia.

La identidad de Khelif se puso en duda cuando destacó su desempeño deportivo. En distintos medios de comunicación se afirmó que le realizaron una prueba de testosterona, y sus niveles fueron considerados elevados para esta hormona. Esto desató una cadena de desinformación y rumores infundados de que Khelif es una mujer trans, induciendo comentarios y comportamientos transfóbicos, los cuales condenamos enérgicamente. No obstante, a Khelif se le asignó como mujer al nacer y ella se identifica como tal. Cabe mencionar que en París 2024 no se permitió que mujeres trans compitieran. Además, en Argelia, el país de donde Imane Khelif es originaria, está prohibido el reconocimiento de la identidad de género, y las personas Trans que intentan expresar su identidad a menudo son perseguidas bajo leyes injustas que les penalizan. La violencia social contra personas LGBT+ en Argelia es una realidad preocupante, con pocos espacios seguros o recursos legales a los que puedan recurrir. La combinación de estigma social, criminalización y ausencia de protecciones legales, genera un entorno hostil. Por lo que toda esta campaña de odio y desinformación hacia Khelif pudo, y puede, ponerla en riesgo en su propio país.

En el libro El Mito de la Testosterona, Katrina Karkazis menciona que la testosterona se suele pensar como una hormona que solo está presente en los cuerpos de los hombres y es ajena a los cuerpos de las mujeres. No obstante, se desconoce que las mujeres también producen y requieren testosterona como parte de una función corporal sana. En este sentido, el que una mujer como Khelif tenga niveles considerados elevados de testosterona no debería ser un impedimento para que pueda participar en eventos deportivos.

En Brújula Intersexual, afirmamos que existen muchos cuerpos de mujer y muchas formas de ser mujer. Las mujeres nacidas con variaciones de las características sexuales o intersexuales también somos mujeres.

Emitimos ese comunicado porque situaciones similares han ocurrido antes. Con frecuencia, los cuestionamientos comienzan cuando otras atletas o las autoridades deportivas consideran que la apariencia de una atleta no está acorde a sus ideas o a las ideas sociales sobre cómo debería lucir una mujer. En otras ocasiones se realizan pruebas invasivas a las atletas para determinar su pertenencia al grupo de las mujeres, y si se descubre que alguna de sus características físicas no corresponde a las ideas sociales sobre la configuración del cuerpo de una mujer, se les excluye de la competencia. Las mujeres se deben someter a pruebas de elegibilidad y probar que son lo “suficientemente” mujeres para poder competir en el deporte.

No es la primera vez que Imane Khelif participa en unos juegos olímpicos. En 2021 participó en Tokio, y para ello tuvo que pasar por pruebas de elegibilidad. En esa ocasión no tuvo ningún problema durante la competencia, no hubo escándalos ni protestas. Quedó en cuartos de final. ¿Qué sucedió en París 2024? También pasó por pruebas de elegibilidad y las autoridades deportivas consideraron que podía competir. Todo marchó sin problemas hasta que una de sus contrincantes abandonó el combate llorando y diciendo que Khelif había hecho trampa, que pegaba demasiado fuerte, aludió también a su apariencia y puso en duda si Khelif era una mujer. Cuando vi el combate, lo primero que se me vino a la mente fue cuestionarme los motivos por los que su contrincante había actuado de esa manera, me pareció ridículo que su actitud principalmente se basara en que Imane Khelif pegaba fuerte en el box.

Así, el escándalo y rumores sobre la boxeadora empezaron por esa acusación. En redes sociales se desató una ola de comentarios agresivos y de odio hacia la boxeadora. Estos rumores se extendieron, a nivel mundial se comenzó a cuestionar si Khelif era una mujer, se cuestionó su apariencia, la forma de su cara, si tenía muchos músculos, si tenía los pechos pequeños, etc. Además, se especuló en sus posibles variaciones en las características sexuales para “justificar” su supuesta “ventaja injusta” y se exigió que se le excluyera de la competencia.

Lo mismo ha sucedido con una larga lista de mujeres atletas a quienes se les ha excluido, o intentado excluir del deporte, simplemente por no ajustarse a las ideas sociales sobre cómo debería configurarse el cuerpo de una mujer y cuál debería ser su apariencia. Esta lista incluye mujeres atletas como Caster Semenya, Dutee Chand y María José Patiño, esta última es una atleta española a quién en la década de 1980, cuando tenía 24 años de edad, se le sometió a una prueba rutinaria de “verificación de sexo”. Justo la noche anterior a la competencia, le informaron que su prueba cromosómica había tenido un resultado inusual, que tenía cromosomas XY y testículos internos. María José Patiño, en distintas entrevistas, refiere que tiene una variación conocida como Insensibilidad a los andrógenos completa, lo que quiere decir que su cuerpo no procesa la testosterona que produce. En esta variación, la persona nace con un cuerpo típicamente femenino, al entrar a la pubertad desarrolla pechos, caderas, no desarrolla vello facial y poco o nada de vello corporal. Por lo tanto, esta variación generalmente se detecta hasta la adolescencia cuando la persona va al médico al no llegarle su periodo menstrual. Sin embargo, hay personas que lo descubren en la edad adulta o que nunca lo saben. María José Patiño, lo descubrió por esa prueba. A sus 24 años de edad, le informaron sobre su variación cromosómica y gonadal, la expulsaron de la competencia y le retiraron sus medallas. También la expulsaron del equipo nacional español, le quitaron su beca deportiva, y su pareja, sus compañeras atletas, y muchas de sus supuestas amistades, le dieron la espalda. María José protestó contra la descalificación y, 3 años después, las autoridades deportivas acordaron que como su cuerpo no procesaba la testosterona, en realidad no tenía ninguna ventaja y se le volvió a habilitar para competir… pero ya era demasiado tarde, el daño ya estaba hecho, no compitió en las siguientes Olimpiadas.

Para la mayoría de las personas, existe un único cuerpo de mujer y un único cuerpo de hombre. En el caso de las mujeres, se tiene la creencia fantasiosa de que todas tenemos los mismos niveles hormonales, cromosomas XX, nuestros genitales tienen la misma forma y tamaño, nuestras gónadas siempre son ovarios, debemos tener pechos de determinado tamaño, un útero, vagina, etc. Sin embargo, la realidad es mucho más compleja, pero a muchas personas les gustan las explicaciones simples.

También, existe una fuerte presión social para que la apariencia de una mujer se ajuste a los estándares sociales de feminidad y belleza. Por ejemplo, uno de los estándares de belleza dice que las mujeres no debemos tener vello corporal, mucho menos vello facial. Este estándar es contrario a la realidad, porque la mayoría de las mujeres tenemos vello corporal y algunas también tenemos vello facial – una excepción son las mujeres que como María José Patiño tienen cromosomas XY, testículos internos e insensibilidad a los andrógenos completa y esto impide que desarrollen vello corporal en piernas, brazos, rostro y axilas.

Puede ser que algunas mujeres, quieran dejar crecer su vello facial y corporal, pero suelen eliminarlo para ajustarse a las ideas sociales de feminidad y belleza que prevalecen, y así evitar la crítica y la discriminación. Conocemos a mujeres con variaciones intersexuales a las que les crece abundante vello corporal, a algunas también les crece barba, y en su vida cotidiana pasan por discriminación y violencia. En ocasiones, estas mujeres se han sometido a distintos tratamientos para eliminar el vello corporal y facial, algunos de estos tratamientos les han dejado secuelas en su salud. Si una mujer osa conservar su vello corporal o facial y dejarlo crecer libremente, además de enfrentar críticas, discriminación, burlas y acoso; es frecuente que se ponga en duda si en verdad es una mujer, y se le niegue el acceso a ciertos espacios públicos como los baños.

La paradoja es que gran parte de la sociedad ve como natural, “normal” y atractivo el cuerpo sin vello en una mujer, aunque este cuerpo sin vello sea uno construido artificialmente. Y ve como antinatural y “feo” el cuerpo de una mujer cubierto por su vello corporal o facial.

Aquí me gustaría recomendarles un e-book que publicamos este año en Brújula Intersexual, a través de nuestro proyecto Xtagabe’ñe, se titula: Vello bello: Micronarrativas de la intersexualidad en torno al vello facial y corporal en mujeres, este material puede ser descargado de manera gratuita.

Así como una mujer puede experimentar dificultades vinculadas a la presencia y cantidad de vello corporal y facial, también pueden surgir dificultades en relación con otras partes del cuerpo. Cuando nace un bebé se observa entre sus piernas, esa sola observación hace que se le designe como niño o como niña, con todas las expectativas que eso implica. Sin embargo, hay casos en los que esa respuesta no es tan fácil. Cuando un bebé nace con diferencias genitales o con lo que los médicos denominan “genitales ambiguos” – por ejemplo: con un pene considerado demasiado “pequeño” y que no tenga la uretra en la punta del mismo, o un clítoris considerado demasiado “grande” y un orificio denominado “urogenital” en el que desemboca la uretra y la vagina – el protocolo médico recomienda la cirugía genital a edades tempranas, para que los genitales tengan una apariencia acorde a la que el cirujano cree que debería tener una mujer o un hombre, y para que la persona pueda desempeñar una sexualidad heterosexual, es decir, la práctica de la penetración vaginal, dando por hecho que todas las personas van a querer involucrarse en esa práctica sexual y van a tener una orientación heterosexual, y además, pasando por alto el hecho de que hay muchas más prácticas en la sexualidad que solo penetrar o ser penetradas, y violando así derechos humanos básicos como el derecho a la integridad y autonomía corporal.

Estas cirugías pueden ser de muchos tipos e incluir una diversidad de técnicas quirúrgicas, pero, como ejemplo, pueden incluir la disminución quirúrgica del tamaño del clítoris o la extirpación completa del mismo, así como la utilización de tejido intestinal para alargar el canal vaginal y así permitir la penetración. Es común que estas cirugías se realicen en los primeros años de vida, por lo que el consentimiento informado no es posible, y tienen secuelas graves en la salud física y emocional de la persona, como: insensibilidad genital, dolor, infecciones recurrentes, depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático, entre otros.

Todo esto lo menciono porque pienso que debemos comenzar a cuestionarnos la idea de que el sexo es algo fijo y natural. Lo que se considera «científico» sobre el sexo también está influenciado por la cultura. Como vimos, las prácticas médicas transforman literalmente los cuerpos con la finalidad de modificarlos para que se ajusten a ese único tipo de cuerpo de hombre o de mujer que solo existe en la mente de algunas personas, más no es representativo de todas las realidades, evidenciando así, como la realidad natural es construida por la ciencia.

Por tanto, no es de extrañar que los organismos deportivos cuestionen a las atletas cuando su apariencia no se ajusta a sus ideas sobre cómo debe de ser el cuerpo de una mujer, se les someta a pruebas y, en ocasiones, se les condicione a someterse a terribles procedimientos para poder seguir en la competencia.

Según un artículo publicado en 2013 en The Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, cuatro mujeres atletas de entre 18 y 21 años de edad, de países del Sur Global, fueron llevadas a un hospital francés, por instrucción de las autoridades deportivas, con el objetivo de reducir sus niveles considerados altos de testosterona. Los médicos les informaron que para ello requerirían extirpar sus testículos internos, que esto “no tenía ningún riesgo para la salud” y que después podrían regresar a competir. También se les “recomendó” la reducción del tamaño de sus clítoris, sin informarles que esta cirugía podría implicar la pérdida total o parcial de la sensibilidad genital. El artículo menciona que las cuatro atletas accedieron a ambos procedimientos.

Si a una persona le quitan sus gónadas sanas (ovarios, testículos u ovotestes), además de esterilizarla, se la condena a someterse a una terapia de reemplazo hormonal de por vida, como única alternativa para evitar problemas de salud a temprana edad como lo es la osteoporosis y el que la persona tenga síntomas similares a los de la menopausia.

En Brújula Intersexual, conocemos personas que fueron sometidas a estas cirugías en la infancia o adolescencia, que actualmente tienen alrededor de 20 años y ya presentan osteoporosis y numerosos problemas debido a esto. Además, la terapia de reemplazo hormonal con estrógenos, a largo plazo tiene varias secuelas en la salud, entre estas: problemas cardiacos e incrementar el riesgo de contraer algunos tipos de cáncer.

En el caso de las atletas nada justifica esta cirugía, porque las atletas simplemente están compitiendo con sus corporalidades tal cual son, al igual que cualquier otra atleta. Como vimos con María José Patiño, cada persona procesa la testosterona de maneras distintas, todas las personas producen testosterona (tengan testículos o tengan ovarios) y los niveles de testosterona varían a lo largo de la vida debido a infinidad de factores. Si fuera verdad que la testosterona es LA CAUSA principal de un buen rendimiento deportivo, alguien como María José Patiño, que no procesa nada de la testosterona que produce su cuerpo, nunca hubiera llegado a ser una atleta de élite.

Por otro lado, la cirugía para reducir el tamaño del clítoris tampoco tiene sentido ni justificación, porque, además de que es obvio que el tamaño del clítoris no tiene ninguna relación con el rendimiento deportivo, las atletas no fueron quienes solicitaron el procedimiento y tampoco se les informaron las consecuencias de este. Esto refleja una visión profundamente arraigada de control sobre los cuerpos de las mujeres, que perpetúa la discriminación, la exclusión y las prácticas violatorias de derechos humanos en el deporte.

Además, como ya vimos, el creer que el cuerpo de las mujeres solo puede tener una determinada configuración, niega la realidad de que los cuerpos de las mujeres tienen muchas formas, y perpetúa la violación de derechos humanos básicos como el derecho a una vida libre de discriminación y violencia, y el derecho a decidir sobre tu propio cuerpo.

Para terminar quiero decir que invitamos a dos personas de la comunidad intersexual que han tenido experiencias de discriminación relacionadas con sus variaciones intersexuales, sin embargo no lograron asistir por cuestiones que estuvieron fuera de su control. Quizá en otro momento pueda compartirles lo difícil que ha sido desarrollar el trabajo que realizamos en medio de la tormenta y la precariedad.

Más información sobre Intersexualidad y Deporte.

3 comentarios

  1. […] Gracias a estas experiencias, sé que los cuerpos de las mujeres son más diversos de lo que la sociedad imagina, pero por lo general esta diversidad queda oculta porque muchas mujeres eliminan u ocultan ciertas características que la sociedad considera indeseables. También sé que la violencia surge porque la sociedad no sabe cómo lidiar con la diversidad corporal. […]

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