Se debe poner fin a las intervenciones médicas innecesarias y no consensuales en niñas y niños intersexuales. Por Anto Chavez | BELatina

Se debe poner fin a las intervenciones médicas innecesarias y no consensuales en niñas y niños intersexuales

Por Anto Chavez | BELatina

Traducción: Laura Inter del artículo “Unnecessary, Un-consensual Medical Interventions on Intersex Children Need to Stop” de Anto Chavez | BELatina

Fuente: https://belatina.com/intersex-intervention-consequences/

Protesta intersex

Un informe de las Naciones Unidas publicado en 2013, se refirió a las intervenciones médicas que sufren las niñas y niños intersexuales sin su consentimiento informado, o con el de sus padres, como tortura.

Desde entonces, varias organizaciones de derechos humanos y organismos de la ONU, incluyendo la OMS (Organización Mundial de la Salud), han cuestionado la necesidad médica de tales procedimientos, y han pedido se ponga fin a esas formas de malos tratos.

Physicians for Human Rights, la American Medical Association, tres ex cirujanos generales de EUA, ACLU LGBT Rights Project, y Amnistía Internacional, también han criticado las intervenciones médicas innecesarias y no consensuales en niñas y niños intersexuales.

En 2014, la Sociedad de Urología Pediátrica de Estados Unidos, reconoció la clasificación de esta práctica como tortura, aunque argumentó que la cirugía aún podía justificarse como una forma para “restaurar la anatomía visible a una más normal y evitar la ambigüedad, lo que a menudo es el deseo de los padres”.

A pesar de la condena tanto a nivel nacional como internacional, los médicos en Estados Unidos continúan realizando cirugías en niñas y niños intersexuales, incluyendo la mutilación genital intersexual (MGI).

Sean Saifa Wall, un activista intersexual e investigador sobre la salud pública, nos informó que “en EUA no existen leyes que explícitamente protejan a las niñas y niños intersexuales [de las intervenciones médicas innecesarias] y que brinden una indemnización y atención para las personas que han sido dañadas por estas intervenciones”.

Intersexualidad es un término general “utilizado para una variedad de condiciones en las cuales una persona nace con una anatomía sexual o reproductiva que no parece ajustarse a las típicas definiciones de lo femenino o masculino”, de acuerdo con la definición de interACT.

Saifa nació con una de las muchas variaciones intersexuales que han sido documentadas, llamada síndrome de insensibilidad a los andrógenos (SIA). Como una persona Negra, queer e intersexual, ha “luchado por un espacio para existir”. Fue asignado mujer al nacer debido a que tenía un falo pequeño y testículos no descendidos, y, a la edad de 13 años, fue castrado y se le administraron hormonas feminizantes.

“A medida que me volví más politizado y aprendí más acerca de lo que me había sucedido, me determiné a que esto no sucediera – ni debería suceder – a otras personas”, compartió Saifa.

Este sentimiento fue lo que impulsó la creación de Intersex Justice Project (IJP), cofundado por Sean Saifa Wall y Pidgeon Pagonis. La campaña principal tiene como objetivo poner fin a las cirugías cosméticas en bebés, niñas y niños intersexuales en los Estados Unidos.

Más allá de impedir que instituciones como el Hospital Infantil Lurie de Chicago realice prácticas de MGI y otras cirugías innecesarias en bebés, niñas y niños intersexuales, el IJP demanda una disculpa pública que reconozca el daño cometido a generaciones de personas intersexuales, así como indemnizaciones para quienes sobrevivieron esas cirugías.

Como expresidente de interACT: Advocates for Intersex Youth, Saifa dijo que “está muy impresionado de las personas jóvenes que están convirtiéndose en activistas dentro del movimiento intersexual”.

 Entre esos jóvenes activistas, está Mari Wrobi de 23 años. Quien es una persona Latina, no binaria, queer e intersexual, que trabaja en un refugio para jóvenes LGBTQ que se encuentran sin hogar. Realiza trabajo social y administra casos, actualmente ayuda a personas que están en riesgo de perder su hogar.

Mari también apoyó el proyecto de ley SB201 en California, que tenía por objetivo posponer las cirugías innecesarias y no consensuales en bebés, niñas y niños intersexuales hasta que esas niñas y niños pudieran proporcionar su consentimiento para el procedimiento. Desafortunadamente, el proyecto de ley fue descartado en el comité en enero de este año.

“Hubo cierta confusión y se pensó que estábamos tratando de prohibir estas cirugías. La verdad es que solo queremos que las personas sean capaces de proporcionar su consentimiento informado, en especial porque se trata de sus cuerpos”, explicó Mari.

A pesar de que el proyecto de ley SB201 no fue aprobado, Mari insistió en que hubo muchos beneficios al estar apoyando el proyecto de ley durante dos años. Esto sigue siendo una victoria para la comunidad intersexual. Una de las ventajas de que la ley fuera discutida en el senado durante un periodo prolongado de tiempo, fue que “[las y los activistas intersexuales] aumentaron el conocimiento y educación sobre las personas intersexuales que tenían los senadores y el público en general”.

Este fue uno de los primeros proyectos de ley de su tipo en los Estados Unidos, y el primero en llegar tan lejos. Junto con todos y todas las activistas intersexuales que apoyaron el proyecto de ley, Mari espera que el SB201 sirva como ejemplo para que le sigan otros estados. Tienen la esperanza de que su experiencia y trabajo pueda ser utilizado por otras personas para desarrollar un proyecto de ley similar y mejor, que pueda ser aprobado en el futuro.

Como una persona intersexual y mexicana, Mari ha luchado con los puntos de vista más tradicionales de sus padres sobre algunas enseñanzas fundamentales del catolicismo. La historia del catolicismo en México y Latinoamérica se remonta a la época de la colonización española. Como resultado, a la fecha, los hogares mexicanos y latinoamericanos tienden a ser muy conservadores.

Las comunidades mexicanas en EUA han sido parte de la cultura latina en general, y Mari ha notado que a menudo existe la creencia de que las personas no deberían cambiar sus cuerpos, ni hacer nada que altere la “creación de dios”, como hacerse tatuajes o perforaciones.

Sin embargo, cuando se trata de los cuerpos intersexuales, las expectativas son diferentes. Por lo general, existe la creencia de que es positivo que las personas intersexuales modifiquen sus cuerpos para ajustarse a las categorías binarias del género. “Pienso que existe cierto nivel de… casi quisiera llamarlo hipocresía, pero ese puede que sea un término demasiado severo”, confesó Mari.

Los argumentos de las personas que desean continuar la práctica de estos violentos tratamientos incluyen: “el alivio de la angustia de los padres, normalización de la apariencia de la niña o niño, y la mejoría del potencial para las relaciones sexuales en la edad adulta”.

Estas justificaciones están vinculadas a supuestos heteronormativos y formas de pensar tradicionales.

Además, como señaló la Comisión Nacional Asesora de Ética Biomédica de Suiza: “una intervención irreversible de asignación de sexo que implica consecuencias físicas y psicológicas dañinas, no puede ser justificada sobre la base de que la familia, la escuela, o el entorno social tienen dificultades para aceptar las características físicas naturales de una niña o niño… Si tales intervenciones se realizan únicamente con el objetivo de integrar a la niña o niño en su familia y entorno social, entonces van en contra del bienestar de la niña o niño”.

La presión que ejercen padres y médicos para que bebés, niñas y niños intersexuales sean sometidos a intervenciones médicamente innecesarias, no respeta la autonomía corporal del paciente, crea trauma psicosocial, y, la mayoría de las veces tiene consecuencias negativas para la salud.

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