Personas intersexuales: no son invisibles en el deporte, pero sí excluidas inadvertidamente. Por Morgan Carpenter

Personas intersexuales: no son invisibles en el deporte, pero sí excluidas inadvertidamente

Por Morgan Carpenter

Traducción: Laura Inter, del artículo “Intersex people: not invisible in sport but inadvertently excluded” de Morgan Carpenter

Fuente: https://www.playbytherules.net.au/resources/articles/intersex-inclusion

Intersex australia

Existen muchas ideas falsas y generalizaciones acerca de las personas intersexuales en el deporte y en otros aspectos en la sociedad. Frecuentemente, estas ideas falsas se basan en suposiciones de que las personas intersexuales son un grupo homogéneo, y un grupo relacionado a una identidad, una orientación sexual o una identidad de género. La realidad es diferente, más compleja y más mundana. Los reglamentos de los organismos deportivos internacionales están dirigidos a algunas mujeres intersexuales, impidiendo que algunas personas participen en el deporte, pero es probable que muchas personas intersexuales sean completamente invisibles en los códigos deportivos y en los entornos amateurs y profesionales. En particular las personas que no participan plenamente en el deporte, la vergüenza relacionada al cuerpo puede ser la barrera más importante.

Las personas intersexuales nacen con características sexuales que no se ajustan a las normas médicas para los cuerpos femeninos y masculinos, y como resultado podemos sufrir de estigma, discriminación e intervenciones médicas sin nuestro consentimiento personal e informado. Estas características sexuales pueden estar relacionadas a nuestros cromosomas, genitales, gónadas (como los testículos u ovarios), y la respuesta hormonal. Es importante destacar que esta definición (basada en una definición ampliamente aceptada por los organismos de la ONU), no especifica nada acerca de las clasificaciones de sexo, identidades de género u orientaciones sexuales; todo esto varía de persona a persona. La definición solo se enfoca en lo que tenemos en común: experiencias que surgen de nuestras características físicas.

La población intersexual es extremadamente diversa, con más de 40 características genéticas relevantes conocidas. Debido a que las características intersexuales son innatas, estas pueden ser identificadas a cualquier edad, incluyendo prenatalmente, al nacer o en la infancia temprana, durante la pubertad, o al tratar de concebir un bebé. Las personas intersexuales que somos lo suficientemente mayores como para expresar nuestras identidades, podemos ser heterosexuales o no, y podemos ser cisgénero (identificarnos con el sexo asignado al nacer) o no.

Como el autor de este artículo, soy un hombre intersexual. Como sucede a muchas mujeres intersexuales (o a personas intersexuales con otras identidades de género), no me afecta directamente el contenido de las nuevas regulaciones de la Asociación Internacional de Federaciones de Atletismo (IAAF, por sus siglas en inglés). Estas regulaciones esencialmente están dirigidas a mujeres que cuentan con una de las variaciones intersexuales incluidas dentro de un pequeño subgrupo, y que compiten en alguno de los pocos eventos de atletismo donde se afirma existe una pequeña ventaja en el desempeño. Sin embargo, todos nosotros nos vemos impactados por el enfoque de estas regulaciones en personas con “diferencias del desarrollo sexual”, un término clínico para las variaciones intersexuales, y a todos nosotros nos afecta lo que dicen los medios de comunicación y las representaciones institucionales sobre quienes son las personas intersexuales.

Esas representaciones incluyen suposiciones que dicen que las identidades que nos son asignadas al nacer son engañosas o inexactas, y que no somos mujeres u hombres “reales”. Otras representaciones sugieren que somos una amenaza para el deporte femenino, a pesar de que las regulaciones anteriores de la IAAF se suspendieron en 2015 sin pruebas posteriores al respecto. Las ideas falsas también incluyen suposiciones de que necesariamente hemos transicionado nuestro rol de género, o que lo necesitamos, cuando las regulaciones deportivas han estado dirigidas a mujeres que siempre han sido mujeres. Algunas noticias han sugerido que las mujeres atletas con variaciones intersexuales necesariamente tienen, o tuvieron, testículos. Algunas los tienen, y los organismos deportivos tienen una terrible historia de exclusión y de inclusión parcial. La situación se complica aún más por información inexacta sobre las atletas trans, la cual sugiere que las “mujeres XY” necesariamente transicionaron de género, cuando la realidad es que algunas mujeres con variaciones intersexuales también tienen cromosomas XY. La verdad de nuestros cuerpos a menudo es mundana o traumática. El impacto de tales ideas erróneas es profundo, y esto no fomenta la divulgación pública.

Las regulaciones de 2018 sobre mujeres con variaciones intersexuales se basan en evidencia limitada, “escasa y en su mayoría sin control”, y han sido cuestionadas por varios comentaristas por su validez estadística y ética. Un caso que ahora está siendo llevado al Tribunal de Arbitraje Deportivo para impugnar su validez.

A diferencia de las grandes atletas que son el objetivo de las nuevas regulaciones de la IAAF, la mayoría de las personas directamente afectadas por las regulaciones, han sido sometidas a intervenciones médicas forzosas en la infancia que afectará su participación en el deporte y, potencialmente, su capacidad para la competencia de élite. La investigación australiana publicada en 2016 identificó que el bullying o acoso, la estigmatización, y las intervenciones médicas durante la pubertad, afectan la asistencia y los resultados escolares.

Las palabras que conocemos y utilizamos para describir nuestros cuerpos también varían ampliamente, dependiendo de nuestras experiencias de medicalización e intervenciones médicas, de si nos han proporcionado esta información, y también en respuesta al estigma y las ideas falsas. Algunas personas pueden desconocer la palabra o su relevancia para ellas, ya sea por las formas medicalizadas en las que sus cuerpos les han sido descritos, o por asociaciones de la intersexualidad con las poblaciones LGBT. Otras personas pudieran no utilizar la palabra intersexual, debido al peso que han tenido que cargar por las ideas erróneas acerca de nuestros cuerpos e identidades, sin embargo, las preocupaciones fundamentales acerca de la regulación de los cuerpos nos afectan a todos.

En muchos casos, carecemos de acceso a la información y a otras personas como nosotros que son necesarias para formar autoconcepciones afirmativas o positivas. La nueva información, y los casos recientes del Tribunal de Familia, han mostrado que los niños y niñas que nacen con variaciones en las características sexuales, han sido sometidos a labioplastias y cirugías de clítoris sin supervisión judicial; los tratamientos hormonales también pueden imponerse sin tener en cuenta nuestras identidades reales. Estos enfoques de gestión clínica son controvertidos, las instituciones de derechos humanos los describen como prácticas nocivas y violaciones de los derechos de los niños y niñas. El activismo intersexual ha estado planteando estos problemas por años, pero continúan siendo practicas estándar.

En muchos casos, los clubs deportivos simplemente serán incapaces de saber si una jugadora tiene una variación intersexual: esta no será obvia, la jugadora no lo sabrá, o no utilizará un lenguaje en torno a lo que significa ser intersexual, y es poco probable que su variación tenga algún impacto en su habilidad para jugar. Habiendo dicho eso, algunas de las barreras más importantes que enfrentamos son acerca de la vergüenza sobre el cuerpo y la estigmatización de nuestras características físicas. Esto es, vergüenza y estigma que están basados en ideas sobre la apariencia que deberían tener los hombres, y la apariencia que deberían tener las mujeres. Ya sea que esté relacionada con cicatrices postquirúrgicas, retrasos en el desarrollo, la estatura, o características sexuales íntimas, la vergüenza sobre el cuerpo es generalizada. Las políticas públicas que aborden las cuestiones intersexuales como asuntos de identidad personal, fallaran en abordar estas cuestiones.

Las normas o directrices que limiten el acceso a los eventos deportivos necesitan estar basadas en evidencia, y evitar generalizaciones acerca de las personas intersexuales. Nunca se debería presionar a las personas a someterse a intervenciones médicas. Las normas o directrices no deberían asumir que las personas intersexuales son LGBT, ni que tienen alguna identidad, orientación sexual o identidad de género en particular. Las mejores prácticas en relación con las normas o directrices solo deberán abordar la vergüenza sobre de los cuerpos como una preocupación. Existen algunas políticas que pueden servir como modelo, como las de Women´s Sport Foundation. Aquí en nuestra región, la declaración de consenso de la comunidad de Australia y Nueva Zelanda, la Declaración de Darlington, ofrece un buen punto de partida para saber más acerca de las personas intersexuales en Australia.

Morgan Carpenter

Morgan Carpenter es codirector ejecutivo de Intersex Human Rights Australia. Está graduado y es candidato a doctorado en Sydney Health Ethics, en la facultad de medicina de la Universidad de Sídney. Es miembro del actual grupo de referencia de expertos de la Comisión Australiana de Derechos Humanos sobre la protección de los derechos de las personas nacidas con variaciones en las características sexuales en el contexto de las intervenciones médicas. Descubre más en morgancarpenter.com.

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