Más allá del binario (5/10)
Como padre
“En realidad quería hablar con las personas acerca de esto – con los padres que habían atravesado todo esto”.
Fuente: https://elizabethhan.atavist.com/beyond-the-binary#chapter-3985063
Traducción: Laura Inter
Anterior (4/10) – Creciendo intersexual
Siguiente (6/10) – Encontrando una comunidad
Arlene Baratz es radióloga en Allegheny Health Network¸ es activista intersexual miembro de la junta directiva de InterACT, y coordinadora de asuntos médicos e investigación en el grupo de apoyo AIS-DSD. Durante años, trabajó en el campo de la atención médica, representando a familias intersexuales en los centros médicos.
Baratz viene de una familia donde el término “intersexual” no les es extraño. Es madre de tres niñas, dos de las cuales son mujeres intersexuales diagnosticadas con síndrome de insensibilidad a los andrógenos completo (AIS completo o CASI, por sus siglas en inglés), ella intenta brindar apoyo a los padres, quienes a menudo están aislados cuando se trata de estos temas.
Baratz puede empatizar con sus emociones, ya que ella las experimentó también en el año 1990. Recuerda haberse sentido devastada cuando a su hija mayor, en una cirugía debido a una hernia, le descubrieron testículos internos.
El diagnóstico de su hija puso a Baratz en una situación extraña. Repentinamente se había convertido en la amorosa madre de una niña intersexual, sin embargo, en lo más profundo de su mente, existía un recuerdo del año 1980 cuando estaba terminando su residencia médica. Le dieron una conferencia sobre personas intersexuales. Según Baratz, el mensaje de esa lección, directa o indirectamente, era simple: las características intersexuales son desagradables.
“Nos mostraron imágenes de mujeres intersexuales desnudas con sus brazos extendidos y con los ojos cubiertos por franjas negras”, dijo Baratz. “Estaban muy despersonalizadas y medicalizadas, y generalmente eran descritas como fenómenos, indeseables, y no como algo que quisieras decir a otras personas”.
Sin embargo, Baratz y sus hijas fueron lo suficientemente afortunadas como para tener doctores que les ofrecieran un genuino apoyo y aceptación. Desde el cirujano pediatra que descubrió su rasgo intersexual y les explicó de una manera amable y gentil, hasta el endocrinólogo que trabajaba en el Hospital Infantil de la Universidad de Pittsburgh, que les ofreció palabras de aliento, ninguno sugirió cirugía correctiva. En su lugar, aconsejaron a Baratz para que considerara un tratamiento hormonal cuando sus hijas alcanzaran la pubertad.
No obstante, ciertos momentos fueron difíciles para Baratz como madre, al igual que lo fueron para sus hijas. En particular, la pubertad fue una época estresante para la familia de Baratz. Había momentos en los que Baratz no sabía que decir. Si bien se esforzó por inculcar ideas saludables a sus hijas sobre la autoestima y la seguridad en sí mismas, frecuentemente se preguntaba si estaba apoyando a sus hijas para que alcanzaran el máximo de sus capacidades.
Cuando sus hijas preguntaron sobre la menstruación, Baratz tranquilamente respondía con calma a sus preguntas, diciendo: sí, algunas chicas menstrúan, pero otras no y eso es normal. Cuando sus hijas comenzaron a entrar en pánico cuando les preguntaban si ya les había llegado la menstruación, o si tenían algún tampón, Baratz se aseguraba que supieran que decir, ya fuese: “aún no” o “a las chicas de mi familia les llega la menstruación un poco después”.
Sin embargo, cuando se trataba de su propio bienestar y salud mental, Baratz a menudo lo posponía. En ese entonces existían pocos grupos de apoyo disponibles, al igual que ahora existen pocos grupos de apoyo disponibles para padres, esto de acuerdo con Human Rights Watch e InterACT.
“Realmente quería hablar con la gente acerca de esto, con padres que hubieran atravesado por todo esto, porque una cosa es decirle a tu hija: ‘superarás esto, eres una persona maravillosa, alguien te amará y eres muy especial’, pero hay otras cosas que simplemente no puedo enseñarles a mis hijas”, dijo Baratz. “Me sentía desesperada, quería tener a alguien con quien hablar acerca de esto, lo que nuevamente me dio una sensación de vergüenza, en ese entonces, ninguno de los doctores tenía tales recursos disponibles”.
Por mucho tiempo, Baratz y su esposo hicieron lo que pensaron era mejor para sus hijas, sin ninguna ayuda externa que los guiara. No fue hasta que contactó a su endocrinólogo, que Baratz fue derivada a un grupo de apoyo intersex.
Desde entonces, las preguntas que Baratz se había estado preguntando por años, fueron respondidas.
[…] Anterior (3/10) – La comunidad médica Siguiente (5/10) – Como padre […]
Me gustaMe gusta
[…] Anterior (5/10) – Como padre […]
Me gustaMe gusta
[…] Como padre […]
Me gustaMe gusta