¿Deberían los cirujanos realizar cirugía genital irreversible en niñxs?
Por I. W. Gregorio (cirujano)
Traducción: Laura Inter del artículo “Should Surgeons Perform Irreversible Genital Surgery on Children?” de I. W. Gregorio
Fuente: http://www.newsweek.com/should-surgeons-perform-irreversible-genital-surgery-children-589353
Supe del arresto de un médico de la sala de emergencias de Michigan, acusado de realizar cirugía genital ilegal, un día a las 2:00pm a través de Facebook. Horas después, la noticia había generado cientos de comentarios de médicos horrorizados, que condenaban la práctica de la mutilación genital femenina (MGF), que es vista por muchas personas en este país [EUA] como una violación de los derechos humanos.
Yo simpatizaba con la indignación que sentían mis colegas médicos, incluso al ser consciente del complejo significado cultural de la MGF para algunos. La noción de realizar un procedimiento irreversible a un niñx – que probablemente le dejará incapaz de sentir placer sexual en el futuro – en algo que aborrezco completamente, es un insulto a la autonomía corporal de un menor que es, por definición, incapaz de dar su consentimiento informado.
Sin embargo, esto es lo que hacen algunos cirujanos en los EUA todos los días. Y hasta ahora, los encargados de hacer cumplir la ley, se han hecho de la vista gorda.
Existe un viejo refrán que dice que el 50 por ciento de lo que aprendes en la facultad de medicina, va a ser incorrecto cuando comiences a practicar; simplemente no sabes cuál es ese 50 por ciento. Y esto resulta particularmente cierto en el tratamiento a personas que nacieron con rasgos intersexuales – condiciones biológicas en donde la persona tiene características sexuales que caen fuera de las concepciones tradicionales de los cuerpos “masculinos” y “femeninos”.
Desde la década de 1950, algunos cirujanos tan intentado “corregir” la intersexualidad, proyectando sus suposiciones acerca del sexo en los cuerpos de lxs niñxs para justificar las intervenciones quirúrgicas que frecuentemente son dañinas y médicamente innecesarias.
Hace ocho años, hice un daño irreversible a la primera persona intersexual que conocí, extirpándole las gónadas a una niña de 17 años, que después de no haberle llegado su periodo, descubrió que tenía cromosomas XY y testículos internos en lugar de ovarios y útero.
En la actualidad, hubiera hecho las cosas de una manera diferente, y no la hubiera apresurado a someterse a una cirugía electiva que la llevó a ser menopáusica y a depender de una manipulación hormonal de por vida. Sin embargo, esto es un consuelo muy pobre, porque la escalofriante realidad es que aunque yo puedo estar consciente de esto, muchos de mis colegas no.
Cada cirujano sabe que las complicaciones de una cirugía pueden ser devastadoras, pero por décadas no se ha escuchado a las historias de los pacientes intersexuales. Sé de mujeres intersexuales que nunca han experimentado un orgasmo debido a que la cirugía de clítoris destruyó su sensibilidad; sé de hombres que fueron sometidos a una docena de cirugías de pene, incluso antes de que llegaran a la pubertad; sé de personas a las que les crearon vaginas falsas, que tienen cicatrices y que les llevaron a tener dolor durante la penetración.
Aunque algunos pudieran argumentar que las intervenciones quirúrgicas han mejorado en las últimas décadas, lo cierto es que se han hecho pocos intentos para evaluar los resultados a largo plazo de estas intervenciones.
El daño psicológico causado por la intervención es simplemente alarmante, esto queda en evidencia por las generaciones de adultos intersexuales que tienen que lidiar con un desorden de estrés post traumático, con problemas con la intimidad y con depresión severa. Incluso a algunos se les asignó quirúrgicamente un género, y al crecer se identifican con el género opuesto.
Comprometer el estigma y la vergüenza era una práctica común, al decirle a lxs pacientes que son casos raros y aislados, y que nunca conocerían a otra persona como ellxs.
En 2015, cuando publiqué el libro None of the Above (Ninguno de los anteriores), mi novela era protagonizada por un personaje intersexual, que estaba inspirado por mi primera paciente, las personas intersexuales en gran parte son invisibles, a pesar de que el 2 por ciento de las personas pueden tener rasgos intersexuales.
Sin embargo, en los últimos dos años, he viajado a escuelas preparatorias, a universidades y a festivales de libros, desde Nueva York hasta Tennesse y a San Francisco, y he visto un notable incremento en la visibilidad intersexual, en gran parte debido a la organización sin fines de lucro: InterACT: Advocates for Intersex Youth, cuya misión en empoderar las voces intersexuales, para revertir los años de invisibilización.
Bajo el paraguas del notable trabajo de InterACT, el año pasado di una charla ante la Sociedad de Urología Pediátrica, para discutir el papel de los médicos en la defensa del paciente. Se unieron a mí dos mujeres intersexuales y un padre. Fue el grupo más grande de urólogos pediatras que ha escuchado las historias de sus pacientes intersexuales en un entorno científico.
En los dos meses siguientes, InterACT fue contactado por dos médicos que optaron por posponer la cirugía en un niñx intersexual, como resultado de haber visto nuestra presentación. Al hacerlo, estos inquebrantables doctores validaron esa vieja frase que aprendí al ver el programa G. I. Joe: saber es la mitad de la batalla.
Los derechos intersexuales son derechos humanos. Sólo nosotrxs podemos ayudar a difundir la conciencia.
I.W. Gregorio es un cirujano y un autor.