Georgie desea encontrar un lugar para sanar
Por Georgie Yovanovic
Traducción de Laura Inter del texto “Georgie’s Wish to Find a Place of Healing” de Georgie Yovanovic
Fuente: https://www.gofundme.com/y4qgjf6c
Mi nombre es Georgie Yovanovic. Tengo 53 años de edad, de herencia griega y yugoslava, originaria de Melbourne, pero ahora vivo en Alice Springs.
Soy una activista voluntaria, conferencista y capacitadora para Sisters & Brothers NT, un grupo de defensa y apoyo que celebra el género, la intersexualidad y la diversidad sexual.
Como persona intersexual, he sobrevivido a la adversidad – ahora, por primera vez en mi vida, estoy lista para dar el siguiente paso en mi camino.
Estoy pidiéndoles ayuda para encontrar un lugar de paz y consuelo en mi cuerpo y en este mundo. Estoy recaudando fondos para cirugía reparativa después de haber sido sometida a procedimientos médicos invasivos no consensuales, a los que fui forzada a someterme en mi juventud.
Espero que lean mi historia y consideren contribuir a esta causa.
Soy intersexual, lo que significa que nací con características sexuales que no encajan en las normas médicas para cuerpos femeninos o masculinos. Cuando era una niña, mis padres no sabían que era intersexual. Nadie lo sabía. Mis padres creyeron que era un hombre porque nací con genitales externos masculinos. Pero desde una edad muy temprana, todos asumían que era una niña. Tenía mejillas grandes y rosadas y cabello con rizos de oro. Siempre estaba jugando con las muñecas de mi hermana, me vestía como niña y actuaba de manera femenina. La primera vez que tomé conciencia de que era diferente, fue a la edad de tres años. Mi padre me arrastró con un peluquero y cortaron todo mi cabello. Recuerdo que él le ordenaba a mi madre diciéndole que tenía que vestirme específicamente como un niño. Y así lo hizo ella.
Tenía testículos no desarrollados y, a la edad de 13 años, mi padre me forzó a visitar al doctor de la familia. No tuve opción. Durante el transcurso de un año, el doctor indujo el desarrollo de mis testículos, con una terapia de remplazo hormonal que se me administraba periódicamente, así también el desarrollo fue inducido físicamente, lo que envolvía que tocaran y movieran mis testículos. Esto fue intensamente humillante y muy doloroso. Estas sesiones fueron lo primero antes de las cirugías invasivas y no consensuales.
Llegué a la pubertad a los 14 años de edad, comencé a desarrollar pechos y caderas, y me hice aún más femenina. Una vez más, en contra de mi voluntad, mis padres y los doctores reanudaron la terapia de remplazo hormonal, para que mi cuerpo físicamente reflejara una fisiología binaria masculina (atípica). Comencé a escapar del hogar familiar porque ya no podía lidiar con el trauma de estos procedimientos médicos invasivos, ni con la desaprobación que mostraba mi padre de mi feminidad, ni su abuso físico, verbal y emocional.
La vida en las calles fue difícil; esta me llevó a la adicción al alcohol y la droga, y al trabajo sexual como un medio parta sobrevivir. Cada vez que escapaba, mi padre llamaba a la policía y era forzada a regresar a mi dañina y desgarrador casa. Mi padre inmediatamente me llevaba de regreso con los doctores para más intervenciones médicas no consensuales. Esto se convirtió un círculo vicioso, del cual no tenía poder ni control.
La última vez que fui recogida por la policía tenía 17 años de edad, y finalmente vivía felizmente como una mujer con otras personas transexuales y transgénero. Mi padre nunca me había visto vestida completamente como una mujer, y estaba enojado y sorprendido. Gritó, “No eres una mujer, eres un hombre, actúa como uno. Eres una desgracia para nuestra familia.” Me golpeó al punto se la sumisión y me arrastró al Hospital San Vicente en Fitzroy. Me sostuvo de las muñecas, mientras también era sometida por el personal médico, así que escapar era imposible. Estaba completamente aterrada. Una enfermera se acercó, clavó una aguja en mi mano y perdí el conocimiento…
Recuerdo que desperté recostada, y mientras me sentaba, sentí un dolor en la parte izquierda de mi cuerpo, bajé la mirada y me di cuenta que tenía un vendaje alrededor de mi pecho. Arranqué las vendas y descubrí que mi pecho izquierdo había sido eliminado. Me puse mi ropa y escapé del hospital. Nunca volví a ser la misma persona. Esa experiencia me ha perseguido durante toda mi vida.
Fue increíblemente traumático despertar y descubrir que una parte de mi cuerpo había sido eliminada – y que nunca se me pregunto al respecto, nunca se me informó nada. Al día de hoy, esa experiencia me persigue.
Terminé en un refugio para personas transgénero en Sidney, llamado Tiresias House, en el que me proporcionaron apoyo, alojamiento y muchos otros servicios. Esta fue la primera vez que en verdad me sentí viva y fui capaz de vivir tiempo completo como como una mujer sin abuso parental, vergüenza o miedo. Fui alentada a emerger como yo misma. Fui a ver a un endocrinólogo, realizó una evaluación genética y finalmente se me informó que era intersexual y que tenía un cromosoma extra, una condición llamada 47 XXY o Síndrome de Klinefelter. Sentí un gran alivio al saber finalmente que era intersexual, porque esto me llevó a darme cuenta del motivo por el cual había sufrido las cirugías invasivas y el abuso. Después de todo no era transgénero, era intersexual.
Incluso desde que comenzaron las cirugías invasivas, mi biología era evidente en su estado natural. Por muchos años he estado bajo terapia de remplazo hormonal femenina, también tomo medicamentos contra la ansiedad y depresión, entre otros, para ayudar a balancear mi sistema.
Desde entonces he descubierto que la intervención médica que sufrí es una violación a los derechos humanos. La ficha de datos de la ONU sobre intersexualidad dice, “Debido a que sus cuerpos son percibidos como diferentes, los niños y adultos intersex son a menudo estigmatizados y sometidos a múltiples violaciones de sus derechos humanos, incluyendo violaciones de sus derechos a la salud y la integridad física, a no ser objeto de tortura ni de malos tratos, a la igualdad y la no discriminación.”
Por muchos años, he tenido la idea de realizarme cirugía reparadora para recuperar el cuerpo que tenía originalmente. Necesitaré una intensa orientación psicológica, una evaluación por parte del endocrinólogo, y pruebas hormonales para ver si mi cuerpo es apto biológicamente para la cirugía genital y los implantes de pecho. Pero las reparaciones médicas, para las personas intersexuales que han sufrido intervenciones médicas no consensuales, no están cubiertas por Medicare o por las instituciones médicas que realizaron esos procedimientos. Y no pueden ser realizadas en Alice Springs, así que he decidido regresar a Melbourne, donde necesitaré encontrar un hogar, una nueva red de apoyo y un equipo médico.
Con su ayuda, espero recaudar fondos para cubrir el costo de esta cirugía y los gastos de cambio de domicilio. Desafortunadamente, mi camioneta se descompuso recientemente y me robaron aproximadamente $5,000 dólares de productos que planeaba vender en un mercado local. Estaba planeando usar este ingreso para cubrir los gastos del cambio de domicilio. Y espero que me apoyen en mi viaje personal para ayudarme a encontrar un lugar de paz y consuelo con mi propio cuerpo.
Espero esta historia también genere conciencia sobre las personas intersexuales, para que podamos alcanzar la igualdad social.
Gracias por leer mi historia y, en su caso, contribuir.
Georgie x
PRESUPUESTO
$1,200 dólares – Vuelos
$3,800 dólares – Alojamiento durante la recuperación médica
$10,000 cirugía
Si quieres ayudar a Georgie visita: https://www.gofundme.com/y4qgjf6c