Intersexualidad: Interseccionalidad, Violencia Epistémica y Estructural. Por Morgan Carpenter

Intersexualidad: Interseccionalidad, Violencia Epistémica y Estructural

Por Morgan Carpenter

Fecha de publicación: Septiembre 2015

Traducción de Laura Inter del artículo “Intersex: Intersectionality, Epistemic and Structural Violence” por Morgan Carpenter de OII Australia.

Fuente: http://morgancarpenter.com/intersectionality-epistemic-structural/

morgan
Morgan Carpenter, activista intersex

 

 Intersexualidad: Interseccionalidad, Violencia Epistémica y Estructural

Presentación a cargo de Morgan Carpenter en la conferencia de Salud Mental en Perth, Australia, en Agosto de 2014.

 

RESUMEN

Las personas intersexuales están reconocidas en la legislación australiana contra la discriminación, a través del atributo “estado intersexual”. Al mismo tiempo, las variaciones intersexuales son descritas por la medicina como ‘Trastornos del Desarrollo Sexual’, lo que implica que las personas intersexuales, de manera colectiva, tienen trastornos individuales que pueden ser ‘corregidos’. Mientras que la ‘corrección’ del sexo, es entendida cada vez más como un problema de derechos humanos, el nacimiento de un bebé intersexual permanece como una ‘desafiante emergencia clínica’. Las intervenciones quirúrgicas en los menores de edad continúan, basándose en razones psicosociales tales como, angustia familiar, e incluso la ‘capacidad’ de poder contraer matrimonio. En este trabajo se aplican los conceptos de interseccionalidad (Crenshaw, 1993), violencia estructural (Galtung, 1969), e injusticia epistémica (Fricker, 2007) para la salud física y mental de las personas con variaciones intersexuales.

INTERSEXUALIDAD

Las personas intersexuales nacen con características sexuales físicas atípicas, incluyendo diferencias genéticas, hormonales y anatómicas. La intersexualidad no es acerca de la identidad de género; las personas intersexuales tienen una amplia gama de identidades de género. Al igual que las personas no-intersexuales, existen hombres intersexuales y mujeres intersexuales, personas intersexuales que son ambos, y aquellxs con otras identidades. La intersexualidad es una experiencia que se vive del cuerpo.

Existen muchas formas de intersexualidad, en su mayoría de origen genético; es un término espectro o paraguas, en lugar de una sola categoría. Puede incluir diferencias en el número de cromosomas sexuales; y diferentes respuestas de los tejidos a las hormonas sexuales, o un balance hormonal diferente que tiene como resultado características sexuales atípicas. Algunas variaciones intersexuales comunes son diagnosticadas prenatalmente. Las diferencias intersexuales pueden ser aparentes al nacer. Algunos rasgos intersexuales se hacen evidentes en la pubertad, o cuando se trata de concebir, o a través de la casualidad.

Las personas intersexuales enfrentan una serie de cuestiones relacionadas a la salud y los derechos humanos. Estas incluyen el estigma profundamente arraigado, la superstición, y las intervenciones médicas en la infancia y la niñez, que están destinadas explícitamente a hacer que los cuerpos intersexuales se adecúen a las normas sociales de un sexo o género específicos. En la actualidad, las personas con variaciones intersexuales también se enfrentan a las expectativas sociales para identificarse con un tercer género o sexo, para desafiar o transgredir las normas de género. Estas son expectativas sociales de peso y contradictorias, que inhiben la difusión y afectan nuestra visibilidad pública.

Las expectativas contradictorias y poderosas, datan de la prehistoria occidental. El historiador griego Diodorus Siculus, escribió acerca de los “dioses y monstruos”, en el siglo I A.C.:

“Hermafroditus, como fue llamado, nació de Hermes y Afrodita y recibió un nombre que es una combinación de los de sus padres. Algunos dicen que este Hermafroditus es un dios y aparece en ciertos momentos entre los hombres, y que nace con un cuerpo físico, el cual es una combinación del cuerpo de un hombre y el de una mujer… Pero hay algunos que declaran que tales criaturas de dos sexos, son monstruosidades, y vienen rara vez al mundo ya que tienen la cualidad de presagiar el futuro, algunas veces por maldad y algunas veces para bien.”

 

INTERSECCIONALIDAD

La Interseccionalidad, un concepto desarrollado por Kimberlé Crenshaw, describe un entendimiento de las múltiples y simultaneas influencias de la raza, clase social y género.

La intersexualidad, por si misma, puede ser descrita como una interseccionalidad entre las áreas relacionadas al sexo, género y sexualidad, y discapacidad. En el peso de esas relaciones con múltiples capas, podría decirse que es un dominio propio; de hecho, en 2013, el gobierno australiano creó un nuevo atributo, “estado intersexual” en la ley contra la discriminación, atributo separado del sexo, orientación sexual, identidad de género, y discapacidad.

Rara vez el sexismo y heterosexismo pueden ser vistos tan profundamente, como en el último de una serie recurrente de artículos con títulos que pueden parafrasearse como, “Hombre descubre que en realidad es una mujer”. El hombre fue tratado por calambres en el estómago y descubre que tiene una variación intersexual llamada Hiperplasia Suprarrenal Congénita – HSC -. Un portavoz del hospital dijo, “Él vestía ropa de hombre con cabello corto así que, en un principio, no pensamos que pudiera ser una mujer”; también dijeron que él era demasiado viejo para un tratamiento médico eficaz. The Huffing Post dijo, “Fue informado que el Sr. Chen dijo a los médicos que él y su esposa mantenían relaciones sexuales coitales – no podemos dejar de preguntarnos como es que eso funcionaba”.

En muchos momentos y lugares, las asignaciones de sexo encapsulan sesgos culturales hacia los sexos masculino y femenino. Las actitudes culturales, familiares y médicas, influyen sobre el sexo que es asignado. En Malasia, el trabajo a mostrado que las asignaciones de bebés con la misma variación intersexual, difiere dependiendo de la cultura de los padres y su actitud ante las dotes, los padres malayos tienden a considerar más la asignación sexual femenina (y las cirugías relacionadas), que los padres chinos o tamil.

Frecuentemente, la interseccionalidad con la discapacidad es considerada menos obvia. La Organización Mundial de la Salud define “discapacidad” como:

“…un término paraguas o genérico que cubre discapacidades, limitaciones en la actividad, y restricciones en la participación. Una discapacidad es un problema en la función o estructura del cuerpo; una limitación en la actividad es una dificultad encontrada por un individuo en la ejecución de una tarea o acción; mientras que una restricción en la participación es un problema experimentado por un individuo cuando se involucra en las situaciones de la vida.

Por lo tanto, la discapacidad no es solo un problema de salud. Es un fenómeno complejo, refleja la interacción entre las características del cuerpo de una persona, y las características de la sociedad en la cual él o ella vive. La superación de las dificultades que enfrentan las personas con discapacidad, requiere de intervenciones para remover barreras ambientales y sociales.”

La definición de la OMS se aplica a la intersexualidad, ya que la profesión médica se refiere a las personas intersexuales como si tuvieran una discapacidad (“trastorno”) en la función o estructura corporal, “trastornos/desórdenes del desarrollo sexual”. Estos “trastornos” son considerados como deficiencias en nuestras estructuras corporales (genitales, gónadas, cromosomas) o funciones (glándulas adrenales, gónadas, u otras glándulas).

Son nuestras características superficiales, y los conceptos acerca de lo que significa ser un hombre real, o una mujer real, lo que sirve de base para realizar las intervenciones quirúrgicas y hormonales en los cuerpos de bebés intersexuales, niñxs, adolescentes y adultxs. Las personas intersexuales tienen cuerpos no-heteronormativos. Las intervenciones quirúrgicas, y otras intervenciones médicas, están diseñadas para borrar las diferencias intersexuales e interpretar el sexo “verdadero”, construyendo cuerpos normativos e identidades de género estereotipadas. Un comité del Senado Australiano, informó acerca de la esterilización involuntaria o forzada de personas con discapacidad en Australia en 2013; un informe separado acerca de la esterilización involuntaria o forzada de personas intersexuales en Australia, salió de esa misma investigación. Decía:

“la cirugía de normalización es mas que una reconstrucción física. Se pretende que la cirugía deconstruya la fisiología intersexual y, a su vez, construya una identidad que se conforme con las categorías de género masculina y femenina.”

Históricamente, según lo descrito por la bióloga Anne Fausto-Sterling, “la penetración en ausencia de placer, tiene prioridad sobre el placer en ausencia de penetración”. Más recientemente, el Grupo de Endocrinología Pediátrica de Australia, declaró que las cirugías son necesarias por “razones psicosociales, tales como permitir que el niñx se desarrolle sin el estigma psicosocial o la angustia que está asociada con el tener unos genitales incongruentes con el sexo de crianza”.

Esas mismas interseccionalidades con los problemas de sexo “real” y normativo, y el género resultante, es totalmente diferente para los niñxs trans: en ellxs, ninguna intervención médica es realizada antes de la adolescencia, y no son sometidos a ninguna intervención quirúrgica hasta que puedan dar personalmente su consentimiento plenamente informado.

Escuchamos de los médicos que los padres quieren niñxs normales, también escuchamos de los padres que han perdido un cierto futuro esperado para su hijx. Según Pasterski et al, los padres están igualmente traumatizados con el nacimiento de un bebé intersexual, que con el diagnóstico de cáncer de su hijx – pero la construcción clínica de ese nacimiento como una “desafiante emergencia clínica”, contribuye a ese trauma. Otra evidencia muestra como la información, medicalizada y no-medicalizada, dada a los padres tiene como resultado consecuencias dramáticamente diferentes para los niñxs.

Un documento clínico clave del año 2006, define a las razones terapéuticas “psicosociales” como las que incluyen “minimizar la preocupación y angustia familiar”, y “mitigar el riesgo de estigmatización y confusión de identidad de género”. Un marco de trabajo de toma de decisiones, publicado por el Departamento de Salud de Victoria, Australia, en 2013, define tales justificaciones como las que incluyen “riesgo de desventajas sociales o culturales para el niñx, por ejemplo, reducción de las oportunidades de matrimonio o relaciones íntimas, o reducida oportunidad de un empleo significativo y la capacidad de obtener un ingreso, riesgo de aislamiento social”. Las justificaciones psicosociales para la cirugía temprana, fueron criticadas por el informe del comité del Senado Australiano del 2013:

“Hay frecuentes referencias a razones ‘psicosociales’ para llevar a cabo cirugía de normalización. En la medida de que esto se refiere a facilitar la aceptación de los padres y la creación de vínculos, evitar al niñx el acoso o las burlas, y la propia imagen corporal del niñx, existe un gran peligro de que esto sea un argumento circular que impida reflexionar sobre los problemas centrales.”

Las Interseccionalidades con la atracción al mismo sexo están bien documentadas. Los informes médicos de la década de 1950, que describen la homosexualidad y el travestismo como formas de intersexualidad “psicológica”, y existen documentos recientes más inquietantes. Un artículo de 1990, revisado por Heino Meyer-Bahlburg, miembro de un grupo de trabajo DSM5, titulado, “¿El Tratamiento Hormonal Prenatal Previene la Homosexualidad?” considera como es que la investigación sobre las diferencias intersexuales, pudiera ser usada para explorar el potencial de la “detección prenatal hormonal o tratamiento para la prevención de la homosexualidad”. Mientras su investigación mostró que la “base científica” era “insuficiente” en ese momento, la detección prenatal y el tratamiento de los rasgos intersexuales continúan.

Dreger, Feder y Tamar-Mattis, en un artículo sobre el uso de dexametasona en mujeres embarazadas de un feto con riesgo de tener hiperplasia suprarrenal congénita (HSC), “encontraron que la dexametasona, un esteroide, esta siendo usado, sin autorización, para prevenir la homosexualidad, comportamiento relacionado al género no-conforme, y masculinización física – y esto es considerado ser de mayor beneficio, que los riesgos cognitivos y físicos que ya han sido establecidos para los niñxs afectados [con el uso de la dexametasona prenatal].

Algunas de las representaciones de la intersexualidad como monstruosidad, demuestran una interseccionalidad tanto con la orientación sexual, como con la raza:

“En fechas tan tardías como 1921, las revistas médicas contenían artículos que declaraban que un examen físico de [mujeres homosexuales] revelaría, en prácticamente todos los casos, un clítoris anormalmente prominente” y que esto sucede “particularmente en las mujeres de color”.

Van Mens-Verhulst y Radtke describe “el posicionamiento social de la intersección de un complejo conjunto de relaciones sociales”, “vinculadas a la propia identidad y un sentido de representación”. La desventaja provoca “sentimientos de impotencia”.

Los adultos son vulnerables en múltiples situaciones de baja representación, incluso en situaciones que pueden ser descritas como unas de violencia doméstica y familiar:

“Estaba en una relación estable y de largo plazo. Después de varios años en la relación, me volví económicamente dependiente de mi pareja: volví a la universidad para obtener un título. Al mismo tiempo, los problemas con mi cuerpo se volvieron importantes para mi pareja, lo suficientemente importantes como para insistirme que descubriera cuales eran esos problemas, y hacer algo al respecto.”

La autoridad médica puede construir una visión de normalidad poderosa, y en última instancia seductora. Michael Noble ha documentado su propia experiencia:

“Alrededor de los 23 años de edad, un endocrinólogo descubrió que mi cuerpo nunca había producido suficiente testosterona para poder atravesar completamente la pubertad. Por consiguiente, sugirió que comenzara una terapia de testosterona. En un principio, me resistí a las presiones que ejerció sobre de mí para iniciar la terapia. Sin embargo, con el tiempo, accedí debido a las constantes amenazas e historias de horror sobre como es que sería mi futuro si no me sometía a la terapia, ya que los médicos aseguraban que esta me convertiría en un ‘hombre real’. Fue insinuado, en algunas ocasiones incluso descaradamente, que mi vida no tendría sentido; que sería un fenómeno; que nunca alcanzaría mi potencial, y que nunca tendría autoestima (aparentemente la autoestima que ya tenía era inválida, ya que existía fuera del paradigma predeterminado de ser un hombre real). Así que, eventualmente, a partir de los 28 años de edad, después de 6 años de constantes amenazas y ‘asesoramiento’ por parte de mi especialista médico, comencé con la terapia de testosterona. Y me pareció una experiencia horrible.”

En las competencias deportivas, el Comité Olímpico Internacional exige a las autoridades deportivas nacionales: “investigar activamente cualquier desviación percibida en las características sexuales” y descalificar a las mujeres con “hiperandrogenismo” de la competición – mujeres con niveles naturalmente elevados de testosterona. Otros códigos deportivos siguen su ejemplo. Las políticas quieren decir que en particular las mujeres “butch”, y aquellas que menos se ajusten a los modelos occidentales de feminidad, están en mayor riesgo de ser señaladas. Esta política incluye inspecciones físicas de sus genitales.

Un artículo del British Medical Journal a principios de 2014, documentó como es que cuatro atletas mujeres intersexuales, que no fueron nombradas, de países en vías de desarrollo, fueron recientemente sometidas a clitoridectomias parciales – una forma de Mutilación Genital Femenina – y a la eliminación de sus gónadas – con el fin de seguir compitiendo, sin la garantía de continuar teniendo acceso al tratamiento médico por el resto de sus vidas. El contesto de este tratamiento es claramente coercitivo, sin embargo, un informe médico de la FIAA publicado a mediados de 2014, nos dice que “no existe clara evidencia científica que compruebe que los niveles altos de testosterona, representan un rendimiento significativamente determinante en el deporte femenino”.

Esas cuatro atletas tienen una variación llamada Deficiencia de 5 alfa Reductasa. A pesar de una atípica capacidad para el rendimiento en deportivo de élite, ya que las mujeres intersexuales tienen una alta representación en los deportes de élite, esa variación es una de muchas que aparecen en la lista de Reino Unido de rasgos “suficientemente graves” que merecen la eliminación de la reserva genética por medio de fecundación in vitro. No existe un riesgo especial en la salud de las personas con Deficiencia de 5 alfa Reductasa, simplemente una no-conformidad percibida en las características sexuales y el desarrollo.

La construcción de las diferencias intersexuales como graves defectos genéticos, también conduce a altas tasas de interrupción del embarazo. Una declaración del Consenso de 2010 acerca del diagnóstico y el manejo clínico del Síndrome de Klinefelter reporta que “solo el 25% de los casos estimados son diagnosticados después del nacimiento, y menos del 10% son detectados en el nacimiento o antes del nacimiento”. Los impactos en la salud de 47 XXY y 45X0 (Síndrome de Turner) son típicamente considerados como diferencias cognitivas, infertilidad y diferencias en la estatura y apariencia física. En algunos casos hay problemas de salud que coinciden.

Sin embargo, la inmensa mayoría de las personas con 47 XXY, no buscan la atención médica, ya que no cumplen con los parámetros clínicos que indican la necesidad de una prueba de cariotipo. A pesar de las bajas tasas de diagnóstico, las cifras de terminación del embarazo para 47 XXY, una vez que es diagnosticado durante el embarazo, se sabe que alcanzan el 88%.

Behrmann y Ravitsky comenta acerca de las percepciones de “distinciones rígidas entre sexo, género, y orientación sexual”, diciendo que “estos conceptos en realidad están entrelazados en muchos niveles. La elección de los padres contra la intersexualidad, puede ocultar los prejuicios contra la atracción al mismo sexo y el género no-conforme.”

LA NATURALEZA RELACIONAL DEL PODER

La naturaleza relacional del poder es fundamental para el concepto de interseccionalidad. Hankivsky et al, describe como “el poder opera a niveles discursivos y estructurales, para excluir conocimientos y experiencias particulares”. Esto está en múltiples ejes, en el feminismo, en las comunidades queer y trans, y en la profesión médica, donde la representación es repetida y sistemáticamente tomada de las personas con variaciones intersexuales, que vemos el carácter distintivo de la intersexualidad como una interseccionalidad claramente separada o dominada.

Visiones color de rosa sobre la intersexualidad como un tercer género o sexo, fallan en reconocer las relaciones de poder entre cada uno de los tres en tales sociedades. Por otra parte, se pierden las cuestiones clave. Ponen su atención en cuestiones de identidad de género mas cómodas, incluso salaces, y en la deconstrucción del sexo y género, en lugar de “identificar a la intersexualidad con las situaciones violación física íntima”, justicia social y de derechos humanos.

Koyama y otros, encontraron que esto es frecuente en la educación en los estudios de la mujer, estudios de género y queer, a principios del 2000; y esto sigue siendo cierto hoy en día. Como en la mayoría de las representaciones del caso de Norrie, esto privilegia las necesidades de las personas no-intersexuales sobre las necesidades de las personas que nacen con variaciones intersexuales.

Algunas personas trans (no todas) y “Feministas Radicales Trans-Excluyentes”, se lanzan el tema de la intersexualidad unos a otros, en Twitter y en los medios de comunicación, para demostrar puntos de vista acerca de la construcción social del sexo o de la construcción social del género.

Por un lado, “Los genitales pueden ser ambiguos al nacer, y muchas personas trans consiguen la cirugía de confirmación de género para cambiarlos”. Por otro lado, “las demandas por parte de los activistas intersexuales que dicen que los niñxs no deberían ser forzados a ajustarse a una categoría sexual, por medio de la administración de cirugías y hormonas, lo cual es diametralmente contrario al desarrollo de la práctica, en la medicina occidental, de realizar la transición de género en niñxs [transgendering children]”.

Además, el núcleo de la dicotomía teórica de “cis” y “trans”, y, en particular, el concepto de “privilegio cis”, no guarda una relación útil con las experiencias corporales de características sexuales diversas, ni con las experiencias de cirugías forzadas de “normalización”.

Estas son las voces que son más comúnmente escuchadas, y los problemas reales de las personas con variaciones intersexuales son normalmente dejados atrás.

Aquellos de nosotrxs que son queer o trans, es más probable que se vuelvan activistas. Nuestras múltiples interseccionalidades, significan que podría ser que experimentemos con más fuerza el impacto de las presiones sociales para cumplir con las normas de sexo y género; también estamos mas consientes de la mala utilización de la intersexualidad para seguir otras agendas, y la eliminación de la representación que esto conlleva. Estamos obligados a actuar con cautela, para gestionar estas interseccionalidades, manejar las ideas preconcebidas de la intersexualidad de manera constructiva, y asegurar que nuestras propias interseccionalidades no sirvan como una distracción.

Miranda Fricker, describe un proceso de “injusticia epistémica”, donde el testimonio es devaluado debido a las características e impotencia del que lo da. Ella describe la “injusticia hermenéutica”, donde un sujeto se ve obstaculizado por un vacío colectivo, debido a la relativa impotencia del grupo social del sujeto:

“Un ejemplo de injusticia hermenéutica, podría ser la dificultar de hacer que tenga sentido el deseo homosexual como una legítima orientación sexual, en un contexto cultural e histórico donde la homosexualidad es interpretada como perversa o vergonzosa.”

El inconveniente causado por la injusticia hermenéutica radica en “la experiencia vivida de haber sido injustamente perjudicado en la presentación de las propias experiencias sociales como inteligibles, a otros y posiblemente a uno mismo”. El entendimiento social de la intersexualidad, claramente es uno rudimentario, y las comunidades intersexuales aún están integrándose, obstaculizadas por diferencias en el idioma, y por posiciones filosóficas que confieren desigualdades hermenéuticas, tanto en pacientes que están desconectados de las instituciones médicas, como en activistas de la comunidad.

Por si mismo, el activismo intersexual, estuvo estancado durante varios años después de la introducción del término “Trastornos/ Desórdenes del Desarrollo sexual” o “DSD” – por sus siglas en inglés – : la oposición al nuevo término, estuvo contrastada en otros círculos por el optimismo debido a los cambios consiguientes en la práctica clínica. En realidad, la literatura médica aún tiende a centrarse en la técnica quirúrgica, y el número e cirugías del clítoris en individuos menores a 14 años, se sabe que ha incrementado en el Reino Unido desde 2006. El secreto que alguna vez siguió al diagnostico de alguna variación intersexual, ha sido reemplazado por una curación cuidadosa de ese conocimiento, vinculado a diferentes términos. Los razonamientos psicosociales aún persisten y son repetidos. Los problemas de derechos humanos asociados a esas prácticas, son negados, las civilizaciones occidentales “no” realizan cirugías forzadas.

Fricker también describe la “injusticia testimonial”, donde el sujeto es devaluado o agraviado debido a sus características, tales como su origen étnico o su género. Esto es evidente en las comparaciones de la autoridad médica con los activistas intersexuales. En la actualidad, en los análisis de competencia, las voces clínicas dominantes, hacen argumentos de autoridad, como este, hecho por el Real Hospital de Niños, en Melbourne:

“Como parte de nuestro equipo multidisciplinario de DSD, tenemos la suerte de contar con urólogos pediátricos altamente calificados con amplia experiencia en esta área,”

Las preocupaciones de las organizaciones de la comunidad intersexual son minimizadas, dicen que los portavoces son una minoría, que algunas veces solo unos pocos; que otras veces simplemente un grupo de individuos insatisfechos al ser contrastados con los pacientes satisfechos. En 2013, el Grupo Australiano de Endocrinología Pediátrica, comentó:

“Algunos individuos no están contentos con el tratamiento al que fueron sometidos en la infancia, y han formado grupos de activismo o han emprendido acciones legales. Otros pacientes reportan estar satisfechos con la cirugía temprana.”

Esto también puede ser contrastado con la autoridad de las pocas voces clínicas disidentes, tales como el cirujano Pediatra Mika Venhola, que describe como:

“El manejo de las condiciones intersexuales esta basado en la opinión de los expertos, y es insuficiente la evidencia sobre tratamientos adecuados. La intersexualidad incluye también problemas éticos, tales como el proporcionar la información completa, consentimiento informado, y los derechos de los niñxs no son incuestionablemente respetados”.

VIOLENCIA ESTRUCTURAL

La construcción de la autoridad médica sobre las personas con variaciones intersexuales, ha sido posible debido a nuestra heterogeneidad y rareza – históricamente, una persona intersexual raramente o nunca era capaz de conocer a alguien con el mismo diagnóstico o características – pero también por la construcción de la intersexualidad como monstruosa o anormal, creando estigma, secreto, y vergüenza. Esta rareza también se refiere a que muchas personas intersexuales, tienen la experiencia de ser innecesariamente exhibidas ante equipos médicos, incluyendo ser físicamente exhibidos ante médicos que no tienen relación con sus necesidades de salud, y también a ser fotografiados por ellos. Esto también incluye aproximaciones clínicas que ven como algo sumamente traumático el revelar el diagnóstico de intersexualidad, particularmente para los niñxs.

Desde 2005/2006, las personas intersexuales han sido consideradas por la medicina como teniendo un “Trastorno del Desarrollo Sexual” (DSD). Se argumenta que esto reduce la estigmatización pero, como sea que se le llame, la Profesora Sonia Grover del Real Hospital de los Niños en Melbourne, ha sido citada en el periódico The Age, declarando:

“Nunca tendremos a uno de nuestros pacientes [con un trastorno del desarrollo sexual], como la imagen de un cartel publicitario para conseguir fondos para su diagnóstico, debido al estigma relacionado con esos diagnósticos”.

El diagnóstico y tratamiento no resuelve el estigma; tienen una relación circular. El término general DSD, refuerza la idea de que los rasgos intersexuales son condiciones médicas individuales o trastornos que necesitan ser arreglados. El término DSD y el marco de trabajo sobre trastornos, asegura que las cirugías de esterilización y normalización genital continúen al día de hoy, en Australia, el Reino Unido, y alrededor del mundo, para hacer que los bebés y niñxs tengan la “apariencia” del estereotipo masculino o femenino.

El Profesor de Sociología intersexual Morgan Holmes, afirma que el cambio en la terminología “reinstitucionaliza el poder clínico para delinear y silenciar a aquellos marcados con un diagnóstico”. Otra socióloga intersexual, Georgiann Davis, describe como, debido a que el movimiento intersexual comenzó a organizarse y provocar el cambio:

“Los profesionales médicos necesitaban mantener su autoridad en cara al activismo intersexual, y lo hicieron de manera lingüística, a través de una reinvención del diagnóstico intersexual. La nueva terminología DSD construye al “sexo” como un fenómeno científico, y como uno binario… Esto coloca a la intersexualidad perfectamente en el espacio de la medicina, y lejos de los críticos de su medicalización.”

La violencia estructural, concebida por Johan Galtung, es donde la violencia social causa daño, evitando que las personas satisfagan sus necesidades básicas, esto causa un menoscabo de las necesidades humanas fundamentales.

Galtung señala que “la violencia está presente cuando los seres humanos están siendo influenciados, por lo que sus realizaciones somáticas y mentales, están por debajo de sus potenciales realizaciones”.

Los médicos australianos afirman que, la cirugía temprana, es indicada a pesar de la “limitada evidencia que informe sobre los resultados a largo plazo del tratamiento quirúrgico temprano, por razones de apariencia”, datos contradictorios sobre los resultados, y “especial preocupación” acerca de la “función sexual y sensibilidad” post-quirúrgica.

El Real Hospital de Niños declara que, “los resultados relacionados con las actuales aproximaciones, aún no se han establecido”.

En contraste, Jordan-Young et al, describe como la clitoridectomia “es evitada, debido a los resultados cosméticos pobres y a daños en la sensibilidad sexual y función”.

Tampoco es coincidencia, que las cirugías en bebés y niñxs intersexuales, algunas veces son descritas como más exitosas que las cirugías en adolescentes y adultos; diciendo que se requiere la intervención temprana. Los adolescentes y adultos, pueden diferenciar su experiencia en cuanto a la sensibilidad y función sexual, de antes y después de la cirugía.

La violencia estructural se basa en la estructura de nuestras sociedades, nuestras economías y nuestros sistemas políticos. Esta reconoce que los actos de violencia no son individuales, pero si repetidos sistemáticamente, son comunes. Y no tienen la intención ser violentos. Galtung declara que “los sistemas éticos, dirigidos hacia la violencia intencional, fácilmente fallarían al intentar encontrar la violencia estructural”. La violencia estructural puede observarse en la consecuencia de la violencia, en lugar de en la intención; no hay culpa personal.

La intención de los médicos es buena, pero la imposición predominante de las irreflexivas normas sociales, es la que está por delante de la autonomía individual sobre nuestros propios cuerpos, y esto hace que el tratamiento a las personas intersexuales, sea un caso de violencia estructural.

Gilligan describe como la violencia estructural, a menudo, puede ser incrustada en las antiguas “omnipresentes estructuras sociales, normalizada por las instituciones establecidas y experimentada con regularidad”; la normalidad y omnipresencia de los estereotipos de sexo y género.

De hecho, la evidencia del entendimiento médico de lo que son genitales femeninos “normales”, fue descrito por el Senado Australiano “cuestiones altamente inquietantes”: un estudio holandés acerca de los puntos de vista de los médicos acerca del tamaño deseable de los labios menores de las mujeres, encontró que los médicos hombres son más propensos a recomendar cirugía para reducir su tamaño, que las mujeres médicas. Alice Dreger informa sobre un estudio alemán, que muestra que la mayoría de los hombres, no cumplen con los estrictos estándares médicos para unos genitales normales.

En Australia, el informe del comité del Senado de 2013, concluyó:

“El conocimiento médico de la intersexualidad, está fuertemente centrado en el binarismo del sexo y género… Enormes esfuerzos se han hecho para asignar y ‘normalizar’ el sexo: ningún esfuerzo se ha hecho para preguntarse si esto es necesario o beneficioso. Teniendo en cuenta los extremadamente complejos y riesgosos tratamientos médicos, que están algunas veces involucrados, esto parece algo extremadamente desafortunado.”

IMPACTO

Existe poca investigación sobre los resultados a largo plazo, y en la salud mental, por lo general, con una desconexión entre el tratamiento en la infancia y adolescencia, y la atención a los adultos; en muchos casos, los médicos no saben proporcionar buenas referencias para los adolescentes que salen de su cuidado.

Sin embargo, es claro que el legado de secreto y vergüenza, y la exhibición innecesaria de los cuerpos, persiste en la actualidad. Conway, informa sobre las mujeres con Síndrome de Insensibilidad a los Andrógenos, en una clínica para adultos en Londres:

“el grupo de mujeres, frecuentemente mayores de 25 años de edad, para quienes la atención pediátrica pudo no haber sido transparente, en cuanto a la información de su diagnóstico preciso, pueden tener un legado de problemas psicológicos que dificultan el compromiso con los servicios médicos.”

Un estudio de salud mental, observó a 37 pacientes, de los cuales 36 habían sido sometidos a intervenciones quirúrgicas:

“Las tasas de prevalencia de comportamientos autodestructivos y tendencias suicidas en la muestra de personas con DSD, eran dos veces más altas que en el grupo de comparación basado en mujeres no-traumatizadas, con tasas comparables a las de las mujeres traumatizadas con una historia de abuso sexual.”

La esterilización crea una dependencia de por vida a un tratamiento hormonal, y los bajos niveles de hormonas sexuales, están asociados con la depresión y una pobre salud mental. La investigación de Schützmann, parecía demostrar que los resultados para las personas afectadas por la esterilización fueron, de manera independiente, marcadamente peores:

“Dentro de la muestra total, el subgrupo de personas con gonadectomia, estaba significativamente más angustiado, y con un particular incremento en la depresión.”

JUSTICIA SOCIAL

Las teorías tanto de la interseccionalidad, como de la violencia estructural, hablan de la importancia de la justicia social. ¿Qué significa la justicia social, para personas con variaciones intersexuales?

Venhola dice, “¿Porqué operar el cuerpo de un niñx, si el problema está en las mentes de los adultos?”.

Mientras que el Grupo Australiano de Endocrinología Pediátrica, persiste en retratar el debate ético como una cuestión de tiempo quirúrgico, y grados de ambigüedad y “gravedad”. Dreger, Sandberg y Feder, buscan un enfoque en el apoyo psicosocial, en lugar de fundamentos psicosociales para la cirugía:

“Muchos han reconocido que el reto fundamental en la atención de DSD, no está centrado en las cirugías en sí, sino más bien en encontrar un camino para ayudar a las familias (y a los profesionales de la salud) a superar la vergüenza y la ansiedad que causa el secreto, que puede moldear las mentes y forzar a las manos de los cirujanos, de manera que en última instancia dañe a todos los involucrados…”

Lxs niñxs tienen una enorme capacidad de acostumbrarse a cualquier cosa. Pensamos que la honestidad y la apertura, son los mejores regalos para lxs niñxs y sus familias. El secreto crea vergüenza y conduce a resultados pobres en la salud física y mental. Animamos a los padres a tratar de que las decisiones que tomen cuando sus hijxs son pequeñxs, sean unas sobre las cuales puedan ser honestos cuando sus hijxs crezcan, incluyendo cuando ellxs sean lo suficientemente grandes como para ser sexualmente activos.

El informar a los niñxs [intersexuales], sobre hechos sobre su cuerpo – de acuerdo a su edad – , de una manera honesta y tranquila, les ayudará a ver esas diferencias desde ese mismo punto de vista – y el apoyo que puedan recibir de otras personas intersexuales, es esencial para ayudarles a superar el peso del estigma y la presión social.

Para los adultos, las experiencias traumáticas, el secreto y la estigmatización, significan que los niveles de compromiso con los médicos son bajos, y el la revelación [de su intersexualidad], es mucho menos probable, que la de los individuos que sienten atracción hacia el mismo sexo o que son transgénero. Sin embargo, necesitamos reconocimiento, una disculpa, indemnización, y asesoramiento y apoyo para superar los legados de vergüenza y secreto.

Este reconocimiento incluye una transferencia en la representación. Las voces intersexuales necesitan ser escuchadas. Conway declara, “En un mundo donde los individuos adultos con DSD que asisten a un servicio [médico] son, a menudo, expertos altamente informados en la materia; el papel de la atención médica, frecuentemente, es para orientar sobre los aspectos de seguridad y aceptar que la base de evidencia desde la cual la practica convencional se ha desarrollado, es cuestionable.

También es necesario para la intersexualidad, ser entendida como una cuestión de derechos humanos y justicia social, y no como un problema médico. En Australia, necesitamos la implementación del informe del comité del Senado de 2013, sobre la “Esterilización involuntaria o coercitiva, de las personas intersexuales en Australia”. En todas partes, sobre todo, necesitamos saber que nuestros cuerpos están bien tal cual son, y que está bien ser intersexual.

AGRADECIMIENTOS

Gracias a Samnyasi Brhaspati del NSW Consumer Advisory Group – Mental Health por su ayuda con el proyecto de la presentación, y al profesor adjunto Ivan Crozier de la Universidad de Sydney por su ayuda con una versión de este artículo.

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