Cuando la Intersexualidad se encuentra con el Lesbianismo
Por Claudia Astorino (activista intersexual)
Fecha de publicación: 13 de Mayo de 2015
Traducción de Laura Inter del artículo “Where Intersex Meets Lesbian” de Claudia Astorino (si encuentran errores en la traducción me avisan)
Fuente: http://www.autostraddle.com/where-intersex-meets-lesbian-266121/
Tenía 11 años, y estaba jugando afuera. Era el verano antes de comenzar el sexto grado, el último año de los veranos interminables que recuerdo antes de la secundaria, cuando todo se volvió tan complicado, por tantas razones, que no son relevantes en este momento. Es el último verano que recuerdo en el que realmente me sentía como una niña.
Estaba lanzando una pelota de Basketball por el aire, contra la puerta del garaje, en mi agresivo vecindario suburbano en un pequeño pueblo. Mi hermana menor, la vecina de al lado y yo estábamos hablando y riendo, perezosamente pasando el día, entonces empezamos a compartir opiniones sobre la moda. Hice la observación de que las mujeres se veían “sexys en tacones”. Mi hermana y nuestra vecina, estallaron a carcajadas que duraron minutos.
Quedé sorprendida. Dije eso con tanta franqueza. Pero obviamente había transgredido sus límites. Inmediatamente después de ese hecho, sentí como si yo hubiera “salido a la luz sobre algo”, y no solo hubiera “dicho algo”. Mi estómago saltó, sentí un poco de nauseas.
No quería decir eso. Ellas continuaban riendo, y yo comencé a reírme también, pero por haberme sorprendido a mi misma, y no solo por la hilaridad de lo que había dicho.
He pensado muchas veces en este evento, después de que me enteré que soy intersexual.
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Tenía 16 años. Lo cual es extraño, porque vívidamente recuerdo tener 14 años cuando todo esto pasó. Pero no, mi mamá confirmó que tenía 16 años cuando fuimos por primera vez al Hospital John Hopkins – después aprendí que es la central sobre intersexualidad en los EUA. Esto dice mucho de lo joven que me sentía y cuan abrumadores, complicados y “adultos” eran los problemas con los que tuve que lidiar en ese lugar.
Cuando tenía 8 años, mi endocrinólogo me dijo que no tenía útero, esto fue en el Centro Médico Hershey. Esta fue la primera vez que me decían que no solo era que no tuviera un útero – había otras razones sobre el PORQUÉ no tenía un útero. Escuché las palabras “intersexual” y “cromosomas XY” y “testosterona”, pero, sobre todo, recuerdo estar en estado de shock. Todo ese día lo recuerdo nebuloso. Un cirujano trató de inscribirme en el acto, para que “arreglaran” mi vagina, dejó su tarjeta de presentación a mis padres, después de que ellos se negaran rotundamente. Me sentía como un fracaso, a pesar de que no había hecho nada mal. Después, durante la cena, no pude comer y, en un centro comercial lleno de gente, corrí lejos de mi familia, algo totalmente fuera de lugar para alguien de pies torpes como yo. Hice un plan sobre como es que iba a quitarme la vida en el carro durante el viaje de regreso a casa, porque esto era demasiado, las personas como yo no deberían – no podían – existir. Sentía como si no mereciera estar aquí. Pero me convencí a mi misma, a pesar de mi subconsciente gritando y agitando las manos, de que era una muchacha típica después de todo, solo tenía estos cromosomas y otras cosas. Ahora podía permitirme a mi misma seguir viviendo.
No fui consciente de esto hasta ahora que lo escribo, pero: ese fue fácilmente uno de los peores días de mi vida. Incluso, puede ser que sea el peor.
La vergüenza y el estigma, le dieron color a todo lo que yo era, como si todo fuera iluminado por una luz totalmente nueva. Todas mis acciones parecían ser potencialmente amenazantes, pintadas con este brillo de ambigüedad. Mientras sostenía un lápiz labial, me detuve antes de aplicarlo. Si me lo ponía, ¿eso me hacía solo una muchacha usando lápiz labial, o un muchacho drag queen, o ambos al mismo tiempo? No lo sabía. Al estar lanzando una pelota de softball, un día en el gimnasio, reflexioné, tal vez debería estar jugando baseball en lugar de softball, tal vez debería usar una gorra, no porque necesite una, sino porque mis cromosomas dictan que debería tener una. Solía tener un sueño muy vívido donde todos se disfrazaban para una obra en la que yo estaba, y yo quería usar este bonito vestido y lanzaba miradas enojadas a todos, porque todos querían tomar el vestido debido a que se SUPONÍA que deberían usar todas las cosas de mujer o cosas de hombre que me hacían sentir tantos conflictos dentro de mí. Nunca supe que era lo que se suponía debía usar o hacer – solo recuerdo esta sensación abrumadora y de amargura, y el despreciar a todos por tener vidas fáciles y en piloto automático. Algo así como, ¿y donde rayos esta mi identidad sencilla y predeterminada?
Ahora reconozco como me equivoqué tanto al tener estos pensamientos, y como eran estos transfóbicos y además eran interfóbicos. Pero, simplemente, no tenía ni idea. Nunca escuché acerca del feminismo, o sobre la teoría del sexo y género. Veía el mundo en términos binarios y pensaba que era lo suficientemente “normal” como para encajar en él, la mayoría del tiempo. Y entonces, ocasionalmente, tendría que forzar a mi mente a entrar en razón y contentarse con solo-probablemente-casi-totalmente-normal y continuar con mi vida hasta sentirme realmente “normal”. Excepto que, inevitablemente, volvería a tener dudas. El ciclo continuaba.
Tenía mucho sufrimiento y confusión.
En muchos sentidos, se hizo más fácil el no equiparar, el que mis ojos se fijaran de manera involuntaria en mis curvilíneas compañeras de clase cuando pasaban frente a mí, con una atracción sexual. Me aferre a la idea generalizada de que “¡las niñas son solo bonitas, puedo apreciar nuestra belleza de una manera no-sexual!” Sí, muchas pueden hacerlo.
Resultó que yo no podía hacerlo.
En una forma similar a mis dilemas de “lápiz labial-o-no”, “softball-o-baseball”, me preguntaba si yo realmente podía ser heterosexual o gay, o si siempre tendría que ser bisexual por default, debido a que, de todas maneras, estaba biológicamente “en el medio”. Pero mis reflexiones sobre este tema eran puramente académicas. Realmente había entendido que me gustaban las chicas, tristemente, probablemente “culparía” de esto a mi intersexualidad, asumiendo que, mi intersexualidad y mi preferencia sexual, tenían que ver una con la otra, así que ser intersexual tal vez me había “convertido en homosexual”. Y aún mas complicado, era una chica buena, religiosa, de una escuela Católica, donde había tomado clases religiosas obligatorias todos los años, que en ocasiones fueron enseñadas por sacerdotes o monjas. Sabía que, técnicamente SER gay no era un pecado, pero nunca podría “poner en practica la homosexualidad”. Porque, la fornicación en si misma era un pecado mortal. La fornicación GAY era simplemente impensablemente mala.
Mis ojos continuaron rastreando los cuerpos de las chicas. Continuaba sabiendo, en algún lugar en el fondo de mi cabeza, que algunas personas no eran heterosexuales.
Por mucho tiempo no entendí como es que esas dos cosas se interconectaban.
Pero puse las piezas juntas con el tiempo.
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Tenía 23 años y mi cara se sentía caliente. Estaba sintiendo…algo, mientras leía uno de esos comics en internet, estaba embelesada, a una hora obscena, considerando lo temprano que me tenía que levantar para ir a trabajar la mañana siguiente. Sentía pinchazos de conciencia, como cuando tu brazo se ha quedado dormido y esta comenzando a volver a la vida, excepto que sentí eso en mi mente. También estaba muy consiente de la sangre que era bombeada a través de mis piernas, y a mi corazón, y a mi entrepierna, pump-pump, pump-pump, y me di cuenta que no solo estaba sintiendo algo ACERCA de esos comics, me estaba IDENTIFICANDO con ellos. Estos comics acerca de “salir del closet” que encontré por azar – que ni siquiera recuerdo como o en que sitios web estuve antes de encontrarlos – me hicieron ver muy claro que a mi me gustaban las mujeres.
Mi novio, con el que llevaba largo tiempo, y yo, eventualmente, rompimos y no fue a causa de que a mi me gustaran las mujeres. Aun así, viéndolo en retrospectiva, mi deseo de estar físicamente con una mujer – algo que nunca había hecho y que deseaba mucho hacer, y lo necesitaba – fue rápidamente convirtiéndose en un problema cada vez más grande en nuestra relación, y probablemente nos hubiera hecho romper de todas maneras. Estando soltera, fui directamente a internet e hice una cuenta en “OKCupid”, y puse que estaba buscando únicamente mujeres. La primera vez que dormí con una chica – quien, cuatro años después, sigue siendo mi novia – supe que no quería volver a salir con hombres. Esto suena como un cliché total y me siento un poco incómoda con: 1) lo bien que encaja en la narrativa sobre como se “supone” que sabrás que eres gay, y 2) la implicación ofensiva en relación a que tu no vas a saber realmente tu orientación sexual hasta que beses o duermas con alguien, con la que yo no estoy de acuerdo. Pero, en ese momento, supe que era gay, y eso no solo estaba bien – fue increíble, porque supe que era verdad. Estaba exageradamente feliz. La vida era genial.
No tenía ninguna confusión acerca de ser intersexual y gay, como la tuve cuando era mas joven, ser intersexual y [cualquier otra cosa]. En aquel entonces, ya había tropezado con otras personas intersexuales en internet, algunas de las cuales, incluso dijeron que ser intersexual NO ERA un trastorno médico. Estar expuesta a esa idea fue revolucionario, un gran punto de inflexión para mi, en cuanto a la forma en la que me veía y sentía acerca de mi misma y mi supuestamente “anormal” cuerpo. Devoré estas perspectivas positivas sobre la intersexualidad, con las que no me había encontrado antes. También estaba fascinada de que algunas de estas personas no solo NO se sintieran avergonzadas acerca de ser intersexuales – sino que también se identificaban como intersexuales (¡!)
Pensé sobre toda esta nueva información durante mucho tiempo y encontré que muchos de mis propios puntos de vista, eran iguales a los de ellxs. Consideré como yo me identificaba – y como no – con mi propio cuerpo e historia. Comencé un blog. Envié correos electrónicos a activistas intersexuales para contribuir en algunos eventos que quería celebrar en la ciudad de Nueva York, donde estaba viviendo, el Día de la Visibilidad Intersexual el 26 de octubre. Cuando decidí que quería salir a la luz, públicamente, como una persona intersexual, llamé a mi mamá y le dije que ya no quería permanecer en el closet, como exigían mis padres y mis doctores. Iba a ser yo misma, y eso no era negociable.
Conscientemente, también, comencé a no esconder el hecho de que soy intersexual. Al salir a la luz, aprendí que las personas tienen muchas preguntas acerca de la intersexualidad, y me han preguntado cosas que van desde lo general y respetuoso, hasta las cosas mas personales que caen en lo ofensivo. Esto incluye amigos, conocidos, gente en internet, y profesionales médicos. Estos encuentros me enseñaron que hay una división en como las personas intersexuales son percibidas. La mitad de las veces, creo que las personas están consientes que hay estereotipos arraigados y generalizados acerca de las personas intersexuales – que estamos siempre “en medio” de lo masculino y femenino, que tenemos que ser andrógenos perfectos, que no nos puede gustar el vestirnos demasiado femeninos o demasiado masculinos (o si nos gusta, todo es para “equilibrar”), que somos inherentemente bisexuales. Somos, supuestamente, una mezcla perfecta de todos estos estereotipos de mierda, atribuidos a las mujeres típicas y hombres típicos, a los cuales, sorprendentemente, ustedes tampoco se ajustan en la mayoría de los casos. La otra mitad de las veces, esta claro para mí, que las personas están dando tumbos en la espesa niebla de la confusión, que los hace completamente incapaces de siquiera, remotamente, imaginar que podría significar la “intersexualidad”. Las personas trans*, los asexuales, y otras personas no-binarias también parecen lidiar con la paradoja de “Confianza en los Estereotipos, Pero Esperen, Ahora Estoy Confundidx”. Es extraño y frustrante confrontar estas dos actitudes a la vez. Aprendí a responder solo las preguntas con las que me sintiera cómoda, y no responder ninguna pregunta con la que no me sintiera así. También aprendí a cuestionar, si estaba bien en primer lugar, el preguntar cierta clase de cosas. Comencé a hacerme valer, a exigir respeto de los demás cuando hablamos de asuntos relacionados a la intersexualidad, especialmente cuando la atención estaba en mi historia, mi cuerpo, y mi identidad.
Todo esto paso cerca de tres años antes de que yo pasara la primera noche con una chica en mi cama. En ese entonces, sabía quien era y me sentía cómoda siendo una persona intersexual. También aprendí algunas cosas – MUCHAS cosas – acerca del feminismo, sexualidad y la teoría del género… Ya no siento que todas mis identidades tengan que encajar en uno de dos caminos pre-aprobados. Cuando comencé a identificarme como gay, estaba en un punto de mi vida en el que, con mi política recién descubierta, no vi contradicciones entre ser gay y ser intersexual. Y todavía no las veo. Totalmente podría ser una lesbiana intersexual si dijera que lo soy, ¿verdad?
Sí.
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Tengo 30 años ahora. He descubierto un montón de cosas, aunque siempre hay nuevos retos para procesar y trabajar. Estoy segura que siempre será así. Creo que es así como funciona la vida.
En mi día a día, he tenido que aprender a aceptarme a mi misma y saber que es lo que me gusta, lo que no me gusta, mis rasgos de personalidad, actitudes, y que la apariencia no necesariamente tiene algo que ver conmigo siendo intersexual. Y si es así, que importa. Mi forma física y, algunas veces, mi agresividad, puede no tener nada que ver con la intersexualidad. Ya no me asusto mas, cuando me dicen que tengo “manos de hombre”, antes me preocupaba en secreto, ya que esto probaba que mi intersexualidad era detectable si alguien me miraba con suficiente detenimiento. Tenía esta idea, cuando era más joven y conceptualizaba la intersexualidad como una condición médica que “yo tenía” – no como alguien que SOY, como una persona intersexual –pensaba que si solo pudiera remover las partes intersexuales de mi cuerpo, podría llegar a esta niña auténtica, verdadera que vivía en mí interior. O tal vez esa parte estaba contaminada y nunca podría ser mi verdadera yo, a causa de que las partes intersexuales estaban todas arremolinadas o me habían cambiado, y no podía regresar y ser la persona que se “suponía” tenía que ser. Todo esto era una tontería, ahora me doy cuenta, pero tuve que trabajar para entender que mi intersexualidad no era esta “cosa extra” que se estaba metiendo con mi verdadero yo. Mi intersexualidad es parte de mí. Soy mí verdadero yo, debido a estas partes intersexuales, no a pesar de ellas.
También he abrazado las partes de mi misma donde lo intersexual se encuentra con lo gay. Hay estereotipos acerca de lo que significa ser una persona intersexual, como he discutido con anterioridad, y sobre lo que significa ser una lesbiana. Curiosamente, estos estereotipos, se superponen mucho – por ejemplo, el que dice que las personas intersexuales y las lesbianas siempre se visten como hombres o de manera andrógina, que actúan como hombres, son “agresivas”, y son atléticas. Aunado al hecho de que se dice que, las personas intersexuales, son a menudo no-heterosexuales. Esto significa que, algunas veces, al hacer algo en mi vida cotidiana, se siente como si rompiera barreras en dos comunidades marginalizadas, en lugar de en una sola. Como cuando me pongo mi lápiz labial rojo favorito o un vestido lindo con una falda tipo A con bolsillos, estoy luchando contra los estereotipos acerca de como es que, supuestamente, se ven las lesbianas Y como es que se ven las personas intersexuales, ¡al dejar que la feminidad brille a través de mi! (Y si consideramos el hecho de que soy genderqueer, entonces son realmente TRES comunidades, pero estoy divagando.) Aunque, si bien, esto tiene el beneficio de sentirse doblemente empoderado en los días buenos; las cosas también pueden sentirse doblemente peores cuando me encuentro con personas que discriminan, o al leer una de las muchas malas noticias, en los encabezados, acerca de los derechos e la comunidad LGBTQIA, o sentirse invisible, debido a la invisibilidad femenina o invisibilidad intersexual. Por supuesto, también hay estereotipos de lesbianas e intersexuales, que no se superponen; para estos, puede ser un poco abrumador al calcular mentalmente cuanto es que me conformo con estos os diferentes conjuntos de estereotipos, en relación a la sexualidad, orientación sexual, y género. Algunas veces es difícil lidiar con los estereotipos.
Solo porque me sienta cómoda con ser intersexual y lesbiana, no significa, sin embargo, que otras personas no tengan preguntas acerca de esto. No es raro que alguien, al enterarse que soy intersexual y gay, me pregunte si puedo ser una lesbiana intersexual. Debido a que varias etiquetas relacionadas a la orientación sexual y al género, no dejan espacio para las personas intersexuales (como heterosexual, gay, y cis*, que son definidas asumiendo que uno es un hombre o mujer típico), algunas personas piensan que esto significa que yo no puedo, auténticamente, identificarme de esa manera. Francamente, el lidiar con estas preguntas es ofensivo y molesto. El enfoque adoptado al hacer estas preguntas, es similar en cuanto al tono, a los retos de si “puedes” usar una palabra o una frase de cierto modo, o si el hacerlo constituye un error de gramática o sintaxis. De la misma manera, mi identidad no puede ser despreciada debido a tecnicismos semánticos. No es un tema de debate, y no estás autorizado a intervenir en ella, ADIOOOOS.
Habiendo dicho todo esto, hay una dualidad compleja para mí siendo una lesbiana intersexual, felizmente fuera del closet. Para mí, para otras personas queer intersexuales, para muchos niñxs intersexuales y sus padres, esto es algo genial, algo necesario. En GENERAL, ¡esto es algo genial y necesario! El salir a la luz, deja que otros sepan que no solo esta bien ser intersexual, que esta bien ser intersexual y QUEER. Da a las personas valor, ya que si otros pueden hacerlo, entonces también ellos pueden vivir orgullosamente sus verdades. Esta debería ser una situación de ¡ganar-ganar-ganar-GANAR!
Pero entonces recuerdo que para muchas personas, yo encarno a lo que le tienen miedo: Soy intersexual y gay. Mis mensajes de auto-positividad y aceptación de la diversidad corporal, son efectivamente truncados por mi existencia como un ser humano vivo. Para algunos, no importa que yo sea feliz siendo quien soy, porque soy la prueba de que su hijo también pudiera ser intersexual y gay. Es algo surrealista el darse cuenta de esto una y otra vez: oh sí, eres exactamente quien algunos padres no quieren que sus hijos sean.
Este es un problema real. La homofobia esta fuertemente ligada a como es que las personas intersexuales son vistas y tratadas por las sociedades; al parecer, es una cosa ser intersexual, y otra ser intersexual y gay. El hecho de que las personas intersexuales pudieran ser gay, aparentemente, asusta mucho a algunas personas, hasta el punto de seguir perpetuando las cirugías cosméticas y “tratamientos” que sus hijxs intersexuales no pueden consentir, y que pueden dejar cicatrices, físicas y emocionales, que duran hasta la edad adulta. Esta homofobia-vía-interfobia, incluso puede causar que los futuros padres elijan abortar un feto con rasgos intersexuales. Y, aunque apoyo el derecho de la persona embarazada a elegir, no puedo dejar de ver esto como algo equivocado, en el mejor de los casos, y como un aborto eugenésico en el peor.
Es difícil para mí conceptualizar que estas situaciones realmente sucedan. Por momentos, parece simplemente absurdo que los padres y doctores se vayan a esos extremos para “reparar” a sus hijxs, cuando no hay nada malo con ellxs. Cuando en realidad, los padres y doctores, realmente le tienen miedo a sonrientes y felices bebés que pudieran crecer para ser adultos que estén cómodos con los cuerpos con los que nacieron. Adultos que puede ser, o no, que sean queer. Y eso me molesta. Quiero decir, ¿PORQUÉ ES QUE ESTO ES AMENAZANTE?. Pero muchos padres y doctores se sienten amenazados. Realmente tienen miedo. Y parte de eso tiene que ver con los vínculos que perciben, entre ser intersexual y ser gay. Sin tener conciencia de que estas cosas no van de la mano – e incluso, si fueras gay, eso no es un problema – los “tratamientos” médicos van a continuar. Necesitamos seguir adelante, levantar la voz, decir que estas prácticas están mal, decir que necesitan ser detenidas.
Todavía hay mucho trabajo por hacer en el activismo intersexual.
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La conclusión es que, yo soy yo. Soy una persona con muchas identidades diferentes, y dos de esas identidades son que soy intersexual y gay. No todas mis experiencias como persona intersexual, informan sobre mi siendo gay, y viceversa, pero la coincidencia es que afecta las cosas de maneras que son buenas y complicadas a la vez en la historia, cuando la homofobia y la interfobia, están vivas. No siempre es fácil ser intersexual y gay; en estos momentos, me recuerdo a mi misma que esto es por como es que la sociedad nos percibe en este momento, y no debido a mi misma. Porque esta bien ser lo que soy.
Hay muchas maneras de ser intersexual, y muchas maneras de ser gay. Mi experiencia es solo eso – mía. Más personas intersexuales están hablando de sus experiencias, de ser intersexuales y queer y estoy emocionada de que esto esté sucediendo. Además, hay muchas conversaciones importantes que están empezando a darse entre las personas intersexuales – que significa ser una persona intersexual de color; que significa ser intersexual e identificarse como trans*; como es que la clase social afecta a las personas intersexuales y su exposición a la medicalización; porque es que algunas veces el presentar a las personas intersexuales como mas masculinas, parece tener privilegio sobre las personas intersexuales más femeninas (lo que yo llamo “intersexismo”). Estas son conversaciones que son importantes, y estoy emocionada de que estén sucediendo.
El hablar acerca de ser gay e intersexual es solo el comienzo.
Claudia Astorino es una activista intersex y dama queer. Contribuye en Autostraddle y en Everyone is Gay, y su trabajo a aparecido en The Guardian, RH Reality Check, The Parents Project, Girl Sex 101, y en su blog personal, Full-Frontal Activism: Intersex and Awesome. Claudia es también la coordinadora del Día e la Visibilidad Intersexual en la ciudad de Nueva York y a co-liderado talleres y presentaciones en varias universidades e instituciones. Vive en la ciudad de Nueva York.
Me encanta el entusiasmo en sus palabras. Sus ganas bárbaras de vivir. Y la línea que para mí lo remata es: «Hay muchas maneras de ser intersexual, y muchas maneras de ser gay. Mi experiencia es solo eso – mía.»
Amén.
Esto es muy valioso, y debemos seguirlo promoviendo: hilar experiencias individuales, tantas como sea posible, para que este tejido de historias dé cuenta de la diversidad y posibilidades, y nos brinde calor y coraje para salir a vivir la vida que queramos, plenxs y dueñxs de nosotrxs mismxs.
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Sin palabras,todavía siento que no es momento de hablar.Estoy con todos.
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