Blog Mamá Inter: PREGUNTAS Y RESPUESTAS

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Blog Mamá Inter: PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Por Marinette

Hola, hola, mis queridas, queridos y querides lectores.

¡¡¡Deseo que se encuentren muy bien y con mucha salud!!! Ya se acerca el fin de año y, bueno, ya es lo último… ¡mucha fuerza!

Ya tenía muchas ganas de contarles varias cosas. A veces siento que no me alcanzan las horas del día para hacer todo lo que quiero, pero justo hoy tengo muchas ganas de escribirles y platicarles, antes de que mi mente lo olvide, porque créanme: a veces tengo tantas cosas en la cabeza que, si no las escribo, temo que se confundan con todo lo demás.

En la entrada anterior de este blog, les comenté que fuimos a la última consulta del año al Hospital Siglo XXI; sin embargo, la endocrinóloga —que es muy buena y profesional— me llamó para darme una cita extra.

Descripción de imagen: Un niño baja por una escalera interior amplia, con barandales a ambos lados, dentro de un edificio con paredes de azulejos y varios niveles visibles. La luz entra desde arriba e ilumina el espacio.

Básicamente era para comentarme que, después de los análisis que le hicieron a Soni, definitivamente no se detectaron sus gónadas, por lo que continuaríamos solo con citas de seguimiento cada 5 meses, y que esperaríamos a que su cuerpo fuera creciendo y ver si más tarde se lograban identificar. Por la edad (8 años), ya no falta mucho para que inicie la preadolescencia, porque, bueno, pues ahora esta etapa se hace presente en edades más tempranas. Esperaremos a ver qué sorpresa nos da su cuerpo; digo, si ya amamos la sorpresa que nos dio cuando nació, cualquier otra será esperada con amor.

La doctora me comentó que las pruebas de testosterona que le hicieron a Soni, sí tuvieron efectos en su cuerpo, pero que tampoco fue un resultado demasiado contundente. En marzo de 2026 le harán otro estudio únicamente para revisar que su cuerpo esté produciendo testosterona, y si es así, está perfecto: lo dejarán hasta la adolescencia solo en observación.

La doctora consideró que agotó todas las posibilidades y se cercioró de que los resultados fueran los correctos. También detectó un error en uno de los resultados y habló con la radióloga hasta que confirmó que se había equivocado.

Es por eso que les pido a otras mamás y papás que leen este blog, que siempre busquen una segunda opinión, pues inclusive en estos hospitales de especialidades también pueden dar diagnósticos equivocados.

Pregúntense, cuestionen e investiguen por otro lado, pues, como todos los seres humanos, no existe un proceso perfecto y cuando entra el juicio subjetivo de quien analiza los resultados de los exámenes médicos, todo puede cambiar.

 

En fin, cabe mencionar, que ese día tuvimos la suerte de estar en el hospital cuando tocaron la campana. Como les comenté en otra entrada de este blog, cuando se toca la campana en Cancerología es porque un peque ha superado el cáncer.

Al respecto, miren lo que encontré en internet:

“Tocar la campana al finalizar un tratamiento contra el cáncer simboliza la victoria, la esperanza y el fin de una etapa difícil. Es un gesto de celebración que marca la conclusión de terapias como la quimioterapia o la radioterapia y representa un nuevo comienzo para el paciente. “

Ese día justo íbamos pasando por ahí y vimos a la nena con su vestido rosa, y sus papás estaban regalando paletas payaso, con un mensaje muy emotivo donde agradecían por la vida de su hija y por haber concluido una etapa tan importante en su camino.

Descripción de imagen: Es una paleta de payaso, envuelta en papel celofán de colores, con una tarjeta al frente que incluye un mensaje motivacional y un dibujo infantil, felicitando a una niña llamada Alexa Ximena por haber superado una etapa importante.

Realmente me hizo llorar, porque además de que lloro por todo, es un recordatorio de que todas las personas estamos expuestas a que nos pasen cosas. Pero también pensé que mi hijo, así como otros peques que nacen con variaciones de las características sexuales, están bien y sanos: pueden caminar, hablar, correr, además de ser traviesos y esa es su naturaleza. Lo que tienen es simplemente una variación corporal, pero no un problema de salud. Están sanos, y, además, contamos con el apoyo de una comunidad que está abrazándoles y haciéndoles saber que no son los únicos, ni están solos. Y aunque así fuera, tienen a sus papás que los aman, que estamos ahí para contenerlos cuando sea necesario.

Cuando a nuestros peques les surjan todas las dudas —porque en algún momento crecerán, se darán cuenta de lo que sucede y les surgirán preguntas—, como papás tenemos que estar preparados, informados y fuertes para ellos, para ayudarles a generar herramientas y fortaleza interna que les permita discernir entre toda la información que seguramente encontrarán sobre el tema y sobre sus variaciones corporales, y apoyarles a formarse un criterio sobre qué información les puede ser de beneficio y cual no.

 

Así que el escuchar el sonido de la campana, para mí, es una bendición y un sonido que despierta a todos los que estamos ahí, que nos recuerda que no hay lucha imposible si hacemos las cosas con fe, con esperanza y con la convicción de que el universo, Dios o en quien ustedes crean está con nuestros peques.

Ese día salimos contentos, liberados, pues ya no regresaremos al hospital hasta el siguiente año. Estaré muy al pendiente de sus cambios, pero mientras tanto seguiré leyendo, informándome, asesorándome y trabajando en mí para darle a mi hijo una mejor mamá cada día.

Justamente, unos días después de nuestra visita al hospital, tuve la gran oportunidad de reunirme con una amiguita de Soni y con sus papás. Ella, al igual que Soni, también nació con variaciones de las características sexuales. Fue algo maravilloso, pues ella vive en otro estado de la República y casi no se ven, pero ahora que andaban cerca fuimos a cenar y, de verdad, créanme, los peques jugaron como si se hubieran visto ayer: tan lindos, tan inocentes.

Sus papis y yo platicamos, coincidimos en muchas cosas y descubrimos los cambios que han tenido ambos desde la última vez que nos conocimos en el Encuentro de Mamás Inter. Realmente, cada uno ha tenido cambios distintos: Soni tiene cromosomas XX y ella XY; cada uno ha demostrado cambios en sus gustos, pero están bien, son felices, y eso nos lleva a seguir caminando con ellos y a apoyarlos conforme vayan avanzando.

La amiguita de Soni ha tenido más cambios en cuanto a su decisión de cómo quiere que la llamen, cómo vestirse, y me sorprendió cómo sus papás la han acompañado en todas sus etapas. La apoyan en cuanto a los cambios que ella quiere hacer: que si se corta el cabello, que si quiere usar determinada ropa… wow, mis respetos y admiración para ellos, pues se dice fácil, pero en esta sociedad que busca etiquetarnos por cualquier comportamiento que no va de acuerdo con lo que la mayoría cree, siempre hay una revolución. Sin embargo, ellos están unidos y la respaldan, hablan con ella; de hecho, algo que me encantó es que desde que ella estaba más peque, abordaron con ella el tema de sus variaciones corporales. Ella sabe que su cuerpo es diferente a otros cuerpos y lo acepta bien; eso de verdad es algo maravilloso.

La seguridad con la que nosotros les transmitamos esta información a nuestros hijos será algo muy IMPORTANTE, también la naturalidad con la que les hablemos del tema: simplemente hay que hacerlo con los recursos que tengamos, pero con amor y seguridad.

Descripción de imagen: Se observa una campana de metal colgada con una cuerda, suspendida entre árboles y hojas verdes, en un entorno natural iluminado por luz suave.

Y sucedió que Soni, justamente la noche siguiente a la de la reunión, me preguntó por qué éramos parte de Brújula Intersexual, si él era un niño. Y justo me dijo: “¿porque yo soy un niño, verdad, mami?”. Y le dije: “sí, claro que sí, eres un niño; lo que defiende Brújula Intersexual es que los cuerpos de las niñas y los niños pueden tener muchas formas y eso está bien. Simplemente apoyamos a Brújula porque estamos a favor de la causa, queremos que más mamás y papás apoyen, acepten y escuchen a sus hijos, sean como sean.

También le he dicho a Soni que la palabra diferente no tiene por qué ser sinónimo de malo o feo. Diferente es una palabra común, y le empecé a platicar sobre las diferencias que encontramos en las caras, las narices, los ojos, el color de la piel, que algunas personas son altas, otras bajitas, etc. Todos somos seres humanos, pero cada uno tiene su marca personal, su propia voz, sus propias huellas digitales, y eso hace grandioso el mundo, porque ser iguales sería muy aburrido.

 

No recuerdo si ya lo había contado en el blog, pero en semanas anteriores Soni me comentó que, antes de entrar al baño de la escuela, le preguntaban si iba a hacer del 1 (orinar) o del 2 (hacer popó). Esto era muy molesto para él, porque si decía que iba a orinar, la nana que está en el baño lo mandaba a los mingitorios, los cuales Soni no puede usar porque no puede orinar de pie.

Comenté esta situación con la maestra y ella, muy amable, me dijo que hablaría con la nana para que dejaran pasar a Soni a los baños con puerta. Aunque sé que no preguntan eso con mala intención, se me hace algo molesto y quizá para Soni puede ser bastante bochornoso que se lo pregunten enfrente de niños de 4.º o 6.º de primaria.

Después de este suceso, Soni me comentó en repetidas ocasiones que le gustaría hacer pipí de pie. Este era un tema que ya había platicado con él el año pasado, pero esta vez lo noté más insistente, me decía: “Es que yo no alcanzo, lo he intentado en casa, ¿pero no funciona así, por qué?”. Y bueno, simplemente le dije que era porque así nació y que su cuerpo, en lugar de tener el orificio para sacar la orina hasta la punta, lo tiene un poco más atrás, y por esa razón tenía que hacerlo sentado.

Y empezamos a hablar de que en los libros de Ciencias Naturales muchas veces se presentan los cuerpos más comunes; sin embargo, existe una GRAN VARIEDAD de cuerpos. Claro que los autores de los libros no los ponen porque, al ser tantos, no les daría la vida para representarlos a todos en un par de páginas. Finalmente, le recalqué que la forma de orinar no determina qué tan hombre es un hombre: mientras pueda salir la orina, está ok, él está sano y eso es lo más importante. Fin de la plática. A dormir.

Realmente siento que con sus preguntas siempre me agarra en curva; a veces pienso que yo ya debería estar más preparada, pero la verdad es que no todo el tiempo estoy pensando en este tema. Sin embargo, en las noches es cuando siempre tenemos nuestro espacio y me da gusto que me tenga confianza, pues sabe que es su lugar seguro y que estaré ahí para que me pregunte lo que sea. Yo siempre le recuerdo: “Tú puedes preguntarme absolutamente todo; aunque yo no soy hombre, si sé la respuesta te lo diré y si no, te lo investigo, de eso no tengo problema”.

Obviamente le digo que también puede contar con su papá; al final es la figura masculina con la que tiene cercanía y se está identificando, pero hasta el momento no ha tenido la apertura suficiente con él. El tiempo lo dirá y sé que su papá está abierto para explicarle; la cuestión es que Soni le llegue a tener la suficiente confianza para hacerle preguntas.

Descripción de imagen: Un libro abierto con las páginas dobladas en forma de corazón, decorado con flores lilas y hojas verdes.

Una semana después, llegó y puso en la mesa el libro de Ciencias Naturales. Lo abrió justo en la página donde aparece el cuerpo humano, el aparato reproductor femenino y el masculino, y me dijo: “Mira, mami, justo de lo que platicamos”. Y yo le respondí: “Sí, justo, ya ves, solo pusieron dos, pero hay una gran variedad de cuerpos”.

Luego se quedó viéndolos y me preguntó: “Entonces, ¿mis gónadas no aparecerán? ¿Yo tendré esas dos cositas de los lados?”. Le dije: “Se llaman testículos, y no, no los vas a tener así como en la foto”.

Y me preguntó: “¿Y para qué sirven las gónadas?”. Yo le dije que sirven para muchas cosas; una de ellas es que empiecen a mostrarse los cambios cuando vamos creciendo. En algunos casos, a los chicos les cambia la voz, les sale barba, les crece vello en las piernas, vello en todos lados… jajajaja. Empezamos a reírnos y entonces me dijo: “¿Pero si no las tengo, a mí no me va a salir barba, ¿verdad?”. Y pues le contesté que no, y él, riendo, me dijo: “¡Qué bueno!, porque yo no quiero tener barba como mi papá ni quiero tener tanto vello por todos lados”, jajajaja.

La verdad, empezamos a bromear y ahí quedó el tema. Sin embargo, yo me quedé pensando en eso y sí me entró un poquito de miedo, sentí ansiedad. Suele sucederme cada vez que pienso en el futuro incierto; creo que es parte del proceso. Pienso: ¿y si quiere tener hijos?, ¿y si se deprime?, ¿y si quiere cambiar su cuerpo…?

Pero luego pienso que el 90 % de las cosas que se nos vienen a la mente no suceden; así que respiro y doy gracias de que estamos juntos.

Realmente, con el tiempo una aprende a responder, a preguntar antes de dar una respuesta, a pensar antes de decir cualquier cosa. Así que, mamis, tranquilas: con el tiempo ustedes irán formulando sus propias respuestas. Cada peque es diferente, como nosotras; cada una tiene una forma distinta de explicar las cosas. Quizá algunas sean más directas, otras usen más ejemplos o historias, pero sea cual sea la forma que más les acomode, estoy segura de que lo harán muy bien.

Lo importante es evitar —ya saben— palabras como corregir, modificar o arreglar algo en sus cuerpos. Esas palabras, bórrenlas de su vocabulario cuando hablen con sus peques. Sus cuerpos son maravillosamente perfectos y, mientras ellos puedan valerse por sí mismos, caminar, reírse y jugar, lo demás pasa a segundo término. No deja de ser importante, pero como han visto, todo tiene su tiempo: cada año un poquito más, hasta que logremos tocar el tema a fondo, y eso solo cuando los peques nos den la pauta.

Descripción de imagen: Un campo de flores moradas de forma esférica, con tallos largos, iluminadas por la luz cálida del atardecer, con el sol descendiendo en el fondo.

Gracias por leerme. Les mando muchas bendiciones y les dejo la siguiente frase para reflexionar:

“Toda la sabiduría humana se resume en dos palabras: tener esperanza y esperar. (Alejandro Dumas)”

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