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Las piezas de un rompecabezas

En todo el mundo, el mes de Octubre significa para la comunidad intersexual la visibilidad, el reconocimiento y la defensa de los derechos intersexuales. Entre ellos, el acceso a nuestro expediente médico y a la autonomía corporal, que significa poder decidir si queremos o no someternos a tratamientos o cirugías de manera informada. Además, de mantener una postura firme de rechazo al secretismo familiar y médico de nuestro país.

Es, coincidentemente, en este mes de lucha y reflexión, que he decidido comenzar un nuevo proyecto relacionado a mi identidad. Un paso en el que el valor de visualizar mi proceso y de armar mi historia personal, será finalmente parte clave del rompecabezas donde aún faltan piezas —quizá las más importantes— para comprender la falta de acceso y el desconocimiento de mi expediente clínico de nacimiento.

Este proceso de investigación personal es un desafío al tiempo y a las autoridades médicas del lugar donde supuestamente nací, así como una lucha personal y emocional. Sin embargo, este es un momento en que debo tener paciencia y lidiar con la urgencia de solicitar mi expediente de recién nacida y pedir testimonios a familiares que pudieron conocer mi condición de salud.

Lamentablemente ya no cuento con la ayuda de mis padres, pero aún desearía poder tener la oportunidad de exigirles una respuesta sincera sobre aquellas enfermedades misteriosas que irrumpieron mi vida cuando era demasiado joven para entenderlo. Al recordar mi infancia y adolescencia, siempre tengo sentimientos encontrados, pues predominan en escenas cortas, incómodos momentos en donde recibía rechazo por mi apariencia aparentemente poco femenina, por ser débil, pero al mismo tiempo no los suficientemente delicada o linda como se supone “debería de ser una mujer”, o escenas más largas, más confusas, de habitaciones frías de hospital donde los doctores me veían con lástima alegando sobre un diagnóstico ambiguo. Actualmente, no ayuda el hecho de que las miradas incómodas sean una constante en mi vida que, ahora como adulta, me siguen en lugares que frecuento en la vida cotidiana.

Fue apenas, hasta hace unos 5 años, que encontré la página Brújula Intersexual en las redes sociales, donde otras historias coincidían con la mía en algunos puntos testimoniales. Laura Inter, la coordinadora, me orientó de forma amable y puntual. Fue así que, cuando ya tuve el conocimiento del origen de que estas situaciones de mi cuerpo se debían a una condición intersexual llamada Hiperplasia Suprarrenal Congénita (HSC), muchas cosas cobraron sentido. Entendí, también, que la letra I, aunque invisible para muchos, era la respuesta a mis inquietudes, y que había muchas organizaciones y activistas intersexuales defendiendo nuestra existencia y nuestros derechos.

Sé que este largo camino, ya ha sido recorrido por muchos. Soy consciente de que no seré la última. Pero espero que mi historia tenga finalmente un punto de partida más conciso, que dé sentido a aquellos miedos que he tenido y me ayude a conectar con un pasado que hasta hace poco pensé eran ecos de una sospecha que había imaginado.

De igual forma, quiero aprovechar este espacio para dar aliento a todas las personas que consideren el redescubrimiento y reinvención como algo que nunca termina, pero que de alguna forma nos completa. Una cosa es segura, en México, la lucha por erradicar la discriminación y prejuicios aun tiene mucho que combatir. Nosotros somos parte importante de ella, empezar por enfrentarnos a nuestros propios miedos e inseguridades es la acción más valiente.

—Susy IS