Los médicos no deberían definir la norma
Por Graeme Reid
Traducción: Laura Inter del artículo “Doctors shouldn’t define the norm” de Graeme Reid
Fuente: https://mg.co.za/article/2018-03-29-00-doctors-shouldnt-define-the-norm/

LENGUAJE CORPORAL
El 26 de octubre de 1996, un pequeño grupo de activistas realizó una protesta afuera de la conferencia de la Academia Americana de Pediatría en Boston, EUA, para llamar la atención sobre el hecho de que las cirugías cosméticas eran realizadas de manera rutinaria en niños y niñas intersexuales. Ahora, el 26 de octubre de cada año, se celebra el Día de la Visibilidad Intersexual.
Para conmemorar la ocasión, en 2017, la activista intersexual Pidgeon Pagonis lideró una protesta en frente del Hospital Infantil Ann & Robert H Lurie de Chicago. Hace más de una década, los médicos de ese hospital realizaron una cirugía médicamente innecesaria para alterar el clítoris, la vagina y las gónadas de Pidgeon sin su consentimiento.
Para Pidgeon y los demás participantes, la protesta fue tanto política como profundamente personal.
Anticipándose a la protesta, el hospital emitió una amistosa declaración pública que decía: “Estamos comprometidos a abrir vías de comunicación con la comunidad intersexual y respetar plenamente la diversidad de opiniones que existen entre las personas afectadas”. Y, sin embargo, se filtró un comunicado interno del hospital que contenía una nota bastante diferente. En esta, el hospital describía a las personas que protestaban como activistas con “puntos de vista extremistas sobre las situaciones relacionadas a las personas intersexuales”.
Estos son dos mensajes son bastante diferentes. El primero expresa apertura al diálogo, mientras el segundo lo desestima. Pero, en conjunto, los mensajes en conflicto revelan algunas de las suposiciones subyacentes acerca de las cirugías en niñas y niños intersexuales. Más concretamente, arrojan luz sobre el porqué los médicos continúan realizando procedimientos médicamente innecesarios y altamente riesgosos en niños y niñas intersexuales demasiado jóvenes para proporcionar su consentimiento, aunque por décadas la práctica haya sido controversial.
Las cirugías, realizadas a la mayoría de los bebés intersexuales, son cosméticas: su objetivo es alinear la apariencia del cuerpo con las normas de género establecidas. Algunos médicos justifican estos procedimientos en términos de bienestar psicológico. Argumentan que la cirugía es una intervención humanitaria para niñas y niños con características sexuales ambiguas, quienes de otro modo podrían tener dificultades para encajar [en la sociedad]. Y dicen que están ayudando a los padres, para quienes pueden producir un niño o niña de “apariencia normal”.
Las y los activistas intersexuales, argumentan que las actitudes sociales y las prácticas médicas – no sus cuerpos – son el verdadero problema. Al confrontar estigmas dañinos, tienen una causa común con sus colegas lesbianas, gay, bisexuales y transgénero. No hace mucho tiempo, la “terapia de conversión” para las personas gay y lesbianas – que en algunas ocasiones involucraba procedimientos de electroshock – fue una práctica médica aceptada. Y es común que las personas transgénero aún reciban diagnósticos médicos que convierten la identidad en una patología.
Ya sabemos que los cuerpos intersexuales son una variación natural en una gama de tipos de cuerpos. Siendo ese el caso, no deberíamos permitir que sea impuesto el malestar por la ambigüedad en cuerpos de niñas y niños que son demasiado jóvenes para hablar o entender lo que está sucediendo. En especial esto aplica a los médicos que realizan cirugías cosméticas en bebés intersexuales. Necesitan dar un paso atrás y examinar los supuestos culturales que sustentan sus opiniones médicas.
Para entender como es que toma lugar el cambio cultural, es útil adoptar un enfoque antropológico, el cual nos invita a mirar nuestra propia cultura desde una perspectiva diferente. Cuando hacemos esto, lo que alguna vez nos pareció extraño acerca de otra cultura, se vuelve familiar, y aspectos de nuestra propia cultura que dábamos por sentado, pueden comenzar a parecernos extraños.
El cómo es que las culturas lidian con la ambigüedad, es una pregunta central de la investigación antropológica. Los cuerpos de las personas intersexuales desafían los supuestos culturales fundamentales acerca del sexo y género en muchas sociedades. Pero ahora que contamos con un amplio conocimiento sobre el tema, podemos ajustar esos supuestos o podemos insistir para que las personas se ajusten a las normas culturales existentes.
El paradigma médico actual hace lo último. Y, sin embargo, no es difícil saber lo que pasará en el futuro en relación con este tema. Algunos expertos médicos, y una gran cantidad de grupos de derechos humanos, creen que únicamente las personas intersexuales – no sus padres o médicos – deberían decidir si quieren someterse a cirugía.
En octubre, afuera de ese hospital, una pancarta decía: “Nuestro punto de vista ‘extremista’ es: primero no hacer daño”.
Respetar la diversidad no es extremista. El punto de vista extremista es que los cuerpos intersexuales necesiten hacerse “típicos” mediante intervenciones quirúrgicas, sin permitir que las personas que habitan esos cuerpos puedan expresar su opinión.
Los hospitales harían bien en reconsiderar lo que están haciendo. En el futuro, cuando miremos hacia atrás, nos será claro quienes estaban del lado correcto, si los cirujanos o los manifestantes afuera del hospital.
Graeme Reid es directora de los derechos de las personas lesbianas, gay, bisexuales y transgénero en Human Rights Watch, y es profesora de antropología y de estudios de la mujer, género y sexualidad en Yale y en el Institute for the Study of Human Rights en la Universidad de Columbia.