Sufriendo en silencio
Por Lynnell Stephani
Traducción al español de Laura Inter del texto “Suffering in silence” de Lynnell Stephani
Fuente: http://lynnellstephani.blogspot.mx/2016/03/suffering-in-silence.html
Cuando era una niña, y estaba en el Hospital de la Universidad de Chicago, contemplaba más la muerte que la vida. A la edad de 14 años me dijeron que no era fértil. El doctor me lo dijo sin más, y nunca me ofreció ningún tipo de apoyo emocional. Me dijeron esto en una etapa de mi vida en la que sentía, más que nunca, que necesitaba amor incondicional. Fue la visita al consultorio más fría que hubiese experimentado. No sabía que hacer con esa información, ¿con quién iba a hablar de eso? Era asexual en ese entonces, así que la única persona a la que podía contárselo era a mi mamá. No puedo recordar su respuesta. Todo lo que recuerdo es que me fui a mi casa e intenté suicidarme. Recuerdo que debido a que sentía este vacío dentro de mí, sentía que tener un hijo, su amor incondicional, podría llenar ese vacío. Ahora que me habían quitado eso, no tenía razón para vivir.
Estaba recibiendo tratamiento para la tuberculosis en ese entonces, algo de lo que me había contagiado de otro paciente en el hospital. Así que cuando me fui a casa tomé todos los medicamentos que me habían dado. Cuando desperté esa noche, lloré. Cuando me preguntaron que me sucedía, mentí y dije ¡nada! ¿Qué puede decir una niña intersexual de 14 años acerca del dolor que sufre en silencio?
Cuando regresé a la escuela ese lunes, era una persona diferente, había perdido mi gusto por la vida. La escuela solo era un medio para un fin. Ese verano probé la marihuana por primera vez. No me gustó en un principio. Me hizo sentir estúpida, controlaba mis pensamientos y me causaba alucinaciones. Pero fue un éxito para enmascarar mi sufrimiento. A la edad de 17 años, fumaba marihuana casi todos los días. Aún me iba muy bien en la escuela, así que nadie lo notó.
A pesar de que aún iba a visitas regulares al hospital, comencé a saltarme mis citas más y más. Nada de lo que dijeran los médicos ayudaría. Les tenía resentimiento. En 1981, cuando tenía 18 años, accedí una vez más a ser hospitalizada ese verano. De hecho, fui hospitalizada cada verano desde los 10 hasta los 18 años de edad. Los doctores me dijeron que existía un nuevo medicamento que posiblemente podría hacerme fértil. Era un medicamento a prueba, que no había tenido efectos positivos en nadie, pero pensaban que sería genial probarla en mí. Por supuesto que no funcionó. Me sentía más frustrada que nunca. Crecí con sentimientos de ira hacia la comunidad médica, y no confiaba en ningún doctor.
No volví a regresar al Hospital de la Universidad de Chicago hasta 2014 cuando, como paramédica, llevé un paciente a la sala de emergencias.
Abusé de las drogas durante muchos años, comencé con la marihuana y fui escalando hacia drogas más fuertes. En febrero de 1993 me inscribí en un centro de rehabilitación, y he estado sobria desde entonces. Hice una promesa a mí misma, de nunca más volver a usar drogas o alcohol. Sabía que tenía que encontrar una forma de lidiar con mi sufrimiento. Sabía que tenía que hablar con alguien. Afortunadamente, encontré un muy buen terapista, y asistí a las reuniones de Alcohólicos Anónimos regularmente. Por años traté de ser lo que los doctores querían que fuera, y lo que mi madre quería que fuera. Era tiempo de que decidiera lo que yo quería para mí misma.
El 17 de febrero de 2016, celebro mi aniversario número 23 de estar sobria. Hoy en día mi vida está llena de espiritualidad, y de mi comunidad intersexual. Estoy en la mesa directiva del Grupo de Apoyo AIS-DSD (aisdsd.org), y de interACT Advocates for Intersex Youth (interactadvocates.org). Trabajo duro para ambas organizaciones, para prevenir que lo que me sucedió a mí, no le suceda a jóvenes intersexuales.