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Mi lucesita al final del tunel

Por Yela (Venezuela)

En muchos escritos hemos leído sobre lo difícil que es ser una persona intersexual bajo la ignorancia de la sociedad, la propia falta de conocimiento sobre tu variación intersexual y los tabúes familiares. Pero, lo más difícil de todo, es la forma tan dura en la que nos tratan los médicos, que en su mayoría nos hacen sentir como si fuéramos extraterrestres. El choque psicológico es enorme: una tristeza profunda y una confusión indescriptible.

Sin embargo, cuando comienzas a buscar información y te unes a un grupo de apoyo, empiezas a reconocerte en otras personas, a amarte y a entender que la opinión de la ignorancia no puede controlar tu vida, descubres que ser una persona intersexual no es un error de la vida, no es un defecto y, mucho menos, una enfermedad. En ese momento, te liberas de mucho sufrimiento. Es un proceso lento, pero puedo asegurarte que, hoy en día, veo la intersexualidad como una virtud.

Sí, aún padezco secuelas de los daños que le hicieron a mi cuerpo, y quizás tenga que lidiar con ellos toda la vida. Pero ya no me avergüenzo ante nadie por ser quien soy. Ser intersexual, ya no es un secreto, ni para mí ni para nadie. Antes, los comentarios fuera de lugar me incomodaban y dañaban el momento; ahora, los utilizo para educar y para dar a conocer nuestra realidad. Lo que piensen los demás es problema suyo, no mío.

Hoy me valoro, me amo y me enfoco en las virtudes y ventajas de ser una persona bella, fuerte y con una variación intersexual. Fuerza y mucho ánimo. Como siempre les digo: ya no estamos sol*s; nos tenemos a nosotr*s. Mi lucecita al final del túnel por siempre será Brújula Intersexual.

Mil gracias.