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Descripción de imagen: La imagen es una ilustración de un retrato del activista intersexual de República Dominicana, Agustín Rojas. Está en un fondo morado con pequeños puntos blancos que simulan estrellas. Encima del retrato, se encuentra la palabra «Intersexual» escrita en amarillo. El retrato está delineado en blanco y negro, Agustín viste de color verde y lleva una pañoleta amarilla alrededor del cuello con el logo de COLESDOM. En la esquina inferior derecha de la imagen se puede leer «L.2024», que es la firma de Laura Inter como ilustradora.
Mi nombre es Agustín Rojas de la Rosa, soy un hombre intersexual y trans. Nací el 28 de agosto de 1963 en el Hospital Rosa Duarte de mi provincia Elías Piña, República Dominicana.
Desde que nací, presenté variaciones en mi cuerpo. Los médicos y mis padres no entendían esa situación, no sabían si elegir criarme como niño o como niña. Al final decidieron criarme como niña. Conforme fui creciendo, me fui dando cuenta que sentía una atracción muy fuerte por las mujeres. Además de esto, no me sentía femenina, siempre me sentí hombre. En esa época, los niños no tenían derecho a hablar ni a opinar, mucho menos de estos temas, entonces comencé a vivir un trauma porque no entendía porque me gustaban las mujeres si a mí me estaban criando como a una niña.
Cuando fui creciendo noté que mis genitales eran diferentes a los de mis hermanas y primas. A partir de ahí, comencé a sentir mucha vergüenza y timidez, por lo que evitaba bañarme con otras niñas. No entendía por qué había nacido con esta condición y tampoco mi mamá me lo explicaba.
Así fui creciendo hasta llegar a la edad de 13 años, cuando mi madre, sabiendo que era diferente a otras niñas y viendo que ya iba a entrar yo a la pubertad, pidió consejo en otras personas. Alguien le informó que tenía que traerme al Hospital Infantil Robert Reid Cabral en Santo Domingo, República Dominicana. Le dijo que ahí se trabajaban casos como el mío. Mi mamá preparó maletas y me llevó a ese hospital.
Cuando llegamos, me revisaron, me realizaron estudios y luego realizaron una junta médica para verificar mi condición. Más tarde, los médicos tomaron la decisión de hacerme una cirugía genital, pero nunca pidieron mi permiso. Los médicos de la época tenían muy poco conocimiento, le comentaron a mi madre que esa cirugía mejoraría mi situación, porque le dijeron que así como estaba no era hombre ni era mujer, que no era ni una cosa ni la otra, como si fuera algún tipo de enfermedad. Escuchar esto me conmovió mucho porque yo había crecido con mucha salud y no tenía ningún tipo de problema.
Ahí fue que la situación comenzó a complicarse. Durante un año, los médicos me dieron tratamiento para bajar la testosterona y, más tarde, me hicieron la cirugía genital. A la fecha, esta cirugía me ha hecho pasar mucho dolor y me quitó la sensibilidad genital que yo tenía antes de la cirugía. Me quitaron algo de mi cuerpo que me ha hecho mucha falta. Parte de la infelicidad que he tenido, ha sido precisamente por la cirugía que no debió haber sido.
Pasó el tiempo, me convertí en una persona adulta, seguí tomando los medicamentos indicados por el médico, los cuales indicaron a mi madre que tenían que ser de por vida. Duré 3 años tomando los medicamentos, pero luego sentí que me hacían daño y los retiré.
Fotografía izquierda: En mi plena juventud, tenía aproximadamente 21 años. Fotografía derecha: A mis 33 años.
Yo siempre, desde que tengo uso de razón, me sentí hombre, pero me enseñaron a no hablar, no opinar y no contradecir las decisiones de otras personas. Así que tuve que pasar 52 años de mi vida viviendo como mujer en la sociedad.
Antes no sabía por qué era diferente, investigando vi que a lo que yo tengo le llamaban hermafroditismo. Seguí buscando información y encontré una página llamada Brújula Intersexual, ahí conocí el termino intersexualidad y encontré mucha información. Leí historias de personas como yo y conocí más sobre las personas intersexuales, también aprendí que existen muchas variaciones intersexuales.
En redes sociales, encontré a varias activistas intersexuales, entre ellas a Natasha Jiménez, quien a finales de 2017 me invitó a asistir a la Conferencia Regional Latinoamericana de Personas Intersex que se llevaría a cabo en Costa Rica en marzo de 2018. Para poder ir al encuentro, me vi en la necesidad de sacar mi pasaporte. Decidí llamar a la Junta Central Electoral (JCE) para saber que necesitaba para un pasaporte, y me encontré con qué existía un documento de registro adicional a nombre de Agustín Rojas de la Rosa, estaba registrado como varón. Esto me dio una alegría muy enorme ¡Sentí una liberación y tiré un grito de emoción! Por fin me sentí reconocido como realmente me identifico, como un hombre. Le comenté a la persona que me atendió sobre mi situación, le conté que era una persona intersexual y que yo siempre me había sentido hombre. La persona me dijo que en un inicio me habían registrado como hombre y más adelante me volvieron a registrar como mujer, y que si yo quería, simplemente debía asumirme como hombre y ocupar los documentos en los que estaba registrado así. Eso fue lo que hice, y a partir de 2018 comencé a hacer cambios en mi vida, sobre todo en lo relacionado a mis documentos. Actualmente, tengo mis documentos de identidad como hombre. También comencé a realizar mi cambio físico dejándome mi barba y bigote crecer.
Finalmente, por falta de tiempo para arreglar la documentación no pude asistir a la conferencia, pero gracias a esta invitación comencé con este cambio.
A partir del cambio me sentí mejor conmigo mismo. Pero mi propia familia me ha negado, me ha dado la espalda y no han querido aceptarme. La mayoría de mi familia son personas Cristianas Evangélicas, me repudian y piensan que soy un “pecador”, solo porque viví toda mi vida como mujer y a partir de 2018 comencé a ser el hombre que siento que soy desde siempre. Así que mi familia nunca me ha aceptado, ni me ha dado el apoyo que necesito. Con excepción de mi hermana María de los Remedios, quien desde que se enteró que soy una persona intersexual, siempre me ha apoyado. Ella colabora con mi felicidad y cuando tengo que ir de viaje por actividades de activismo ella se encarga de mis mascotas: 4 perritas y 3 gatitas. Los gatos me dan paz y buena vibración; y los perros me dan alegría, por qué cuando salgo al patio a alimentarlos me llena de alegría ver lo felices que se ponen.
Cuando hice mi cambio, ya tenía más de 20 años con mi negocio de seguros de vehículos, en el que doy servicio al cliente. Todos me conocían como mujer, así que cuando comencé a realizar mi cambio como varón, pasó un año y un cliente que vino a renovar el seguro de su vehículo, me preguntó: “¿y la doña? ¿usted es hijo de la doña?”, otro cliente me preguntó: “¿usted es hermano de la doña?”. Lo mismo me pasó con cada cliente que viene a renovar su seguro. Así que después de que los atiendo, me siento con ellos a conversar, les explico parte de mi historia de vida y les comparto información sobre intersexualidad, para que después se lo expliquen a sus familias y así se vaya acabando la ignorancia sobre estas situaciones. Pues esta ignorancia, le hace un daño tremendo al desarrollo integral de las personas que nacen con variaciones intersexuales, y hace que nos mutilen y cambien nuestros cuerpos sin nuestro consentimiento. Así que este es un proceso de educación comunitaria que realizo desde mi emprendimiento personal.
Como comenté, tengo años trabajando en mi negocio como intermediario de Seguros Dominicana, una compañía de seguros para vehículos. Cuando yo comencé con el negocio, aún no hacía el cambio y usaba el nombre de Agustina. Cada semana tengo que ir al Banco Popular Dominicano a depositar lo vendido de mí negocio, en una ocasión una cajera que era nueva me pidió la cédula de identidad para hacer una transacción, al revisar, me dijo que “no era yo”, porque aún no están del todo actualizados mis datos en el sistema bancario como Agustín. Eso a ella la puso a desconfiar y le sorprendió. Esta situación me trajo malestar, porque tuve que esperar más de lo normal en el banco, además, vino a revivir ideas y experiencias negativas de mi infancia y vida adulta, sobre todo las relacionadas a mi crianza como mujer. También tuve problemas parecidos en otras ocasiones que iba al banco y me cuestionaban si yo era la persona que parecía en la cédula.
En 2018, me acerqué a una organización que se llama Comunidad de Liderazgos y Espacios Inclusivos Dominicana – COLESDOM, donde me siento en familia. Ahí inicié a botar el forro en el activismo de la República Dominicana, también fui aprendiendo cómo era la vida como activista en una institución. En el 2020, logré viajar a Argentina para participar en la 2da Conferencia Intersex de Latinoamérica y el Caribe, me fortaleció conocer a muchas personas intersexuales de diferentes países, y pude relacionarme con algunas y entrar en contacto.
En 2021, en representación de COLESDOM y de mi país, participé en el primer informe sobre Derechos Humanos de las Personas Intersexuales en Barbados, Haití, Jamaica y República Dominicana. Ese mismo año, desde COLESDOM, por primera vez realice un video donde contaba mi historia completa para el proyecto “Conoce Mi Realidad RD”.
Desde que entré a COLESDOM en 2018, mi crecimiento ha sido constante. Es tanto así, que yo le he preguntado a Rosalba Karina Díaz, su fundadora: “¿Qué sería de mi vida si yo no hubiese llegado a la organización?”, porque yo tengo una satisfacción muy grande de pertenecer a la misma. También he podido desarrollar mi activismo presencial en diferentes lugares, incluyendo en universidades.
Desde COLESDOM nos llegó la idea de fundar una Cooperativa COOPDIVERSA con el deseo de apoyar a las personas LGBTIQ, en la cual yo soy fundador y tesorero, eso me hace sentir muy útil.
Actualmente, soy el presidente de COLESDOM, lo que me llena de esperanza en que podré dejar un legado a otras personas que, como yo, son intersexuales y transmasculinas. Creo profundamente que tenemos que estar dispuestos a botar el forro haciendo este trabajo social. Gracias al trabajo en COLESDOM, he tenido una gran satisfacción porque pude cumplir mi sueño de ir a Las Salinas de Barahona para encontrarme con mis demás hermanos y hermanas intersexuales; conocí a personas de todas las edades: niñas/os, adolescentes, jóvenes y personas adultas mayores. Algunas me comentaron que el género que el Estado Dominicano le asignó al nacer no corresponde con el que realmente son. Yo no quiero que pasen lo mismo que yo y vivan con una identidad que no es la suya, porque es muy doloroso, desgarrador y complicado vivir así en esta sociedad dominicana.

Hoy en día, además de ser el presidente del consejo directivo de COLESDOM desde 2020, también trabajó como Coordinador de Proyectos de la Coordinación Intersexual. Para mí, participar en la Caravana del Orgullo LGBTIQ, representa mi libertad, salir del closet y exponerme para que todo el mundo me conozca y sepa quién realmente soy.
Actualmente, la vergüenza y los miedos se me fueron, por eso quise compartir mi historia con ustedes. Me gustaría compartir que producto de todo lo que viví, mucho tiempo pasé por dolor, frustración y tristeza, para mí fue de mucho alivio encontrarme con la filosofía budista, que me ha ayudado a estar tranquilo, feliz y a liberarme de los miedos.
Las personas intersexuales tenemos que vivir libremente, el mundo es diverso y por tal razón existimos personas diferentes unas de otras. Espero que esta historia sirva tanto a las personas intersexuales para que sepan que no están solas, como a los padres para que puedan tomar decisiones informadas sobre la situación de sus hijas o hijos.
AL FINAL, LA VIDA ME HA SONREIDO








