Carta a los médicos que se cruzaron en mi camino ¿Héroes de bata blanca? | Yela

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Descripción de imagen: La imagen muestra una persona sentada en el suelo escribiendo una carta. Está rodeada por figuras de personas con batas blancas y sin rostro que simbolizan a médicos. El estilo de dibujo es a lápiz en blanco y negro.

Carta a los médicos que se cruzaron en mi camino ¿Héroes de bata blanca?

Por Yela

Dra. Milagros, un día llegué a su consultorio perdida, asustada y sin saber que estaba pasando, pensé que usted podía ayudarme. Recuerdo que ese día, sin ningún tipo de tacto ni explicación previa, usted me dijo: “Tú tienes testículos, hay que sacarlos cuanto antes porque puedes tener cáncer”. ¡Guau! ¡Solo imagínese todo lo que paso por mi mente al escuchar eso! Enseguida, me dijo: “Además, tenemos que hacerte una cirugía para que puedas llevar una vida normal” … ¿Qué era para usted una «vida normal»? Al escuchar todo lo que me dijo, me sentí tan mal psicológicamente que salí de su consultorio… solo quería perderme de este mundo, no quería saber de nada ni de nadie. Me hubiera gustado que en lugar de decirme todo eso, me hubiera preguntado cómo me sentía, cómo estaba mi salud, que era lo que yo quería para mi vida, cómo me sentía respecto a mi cuerpo… pero usted solo quería resolver lo que para usted estaba mal. También recuerdo que me invitó a ir al Hospital Central en Caracas, Venezuela, y me dijo: “Yo te acompaño”. En ese hospital me presentó al Dr. Banna y al Dr. Alvirez. ¡Claro! Ahora entiendo, iba a ser su conejillo de indias.

Dr. Banna, usted enseguida convocó a cuanto médico cupiera en el consultorio y, sin pensar en mí, ni en mi vergüenza y mi privacidad, me mando a quitar toda la ropa. Yo temblaba y sudaba, mi corazón latía a una velocidad espantosa, estaba rodeada de médicos y a ninguno le importo que yo en ese momento estaba presentando una crisis de pánico, solo les importaba mirar mis partes íntimas y tocarlas sin mi consentimiento. Enseguida, ustedes decidieron que tenían que hacer conmigo. Programaron varios estudios, en uno de estos, introdujeron una especie de manguera en mi vagina, lo que me dejó con un sangrado, además, para mí fue muy doloroso física y mentalmente. Posterior a esto, decidieron que había que operar y lo que harían, y yo, cual títere manejada por ustedes, pensaba que todo era por mi bien… qué inocente ¿no?

Dr. Alvirez, usted decidió que la cirugía tenía que ser grabada en su totalidad en video, ¿me pidió permiso para hacerlo?… La respuesta es NO, usted decidió grabar un video de la cirugía donde aparecía mi cuerpo desnudo, quizás ensangrentado… yo totalmente dormida sin saber que era lo que grababan. ¿Cómo sé que grabaron? Porque al principio de la cirugía solo me durmieron de la cintura para abajo, y llegó un doctor, enviado por usted, que dijo: “El Dr. Alvirez no podrá estar presente, pero me mando a grabar video de toda la cirugía”. Después de eso, decidieron dormirme completamente, el por qué… hasta el día de hoy no lo sé.

¿Porqué actuar con tanta dureza? ¿Dónde está la sensibilidad?… Están ante un cuerpo que tiene dueña, que está vivo, que siente. ¿Porqué les es tan difícil tomar en cuenta la opinión de un paciente? ¿Porqué se creen dueños de la razón y verdad absolutas? Créanme, y se los digo con propiedad: ese no era el camino, por lo menos no el mío. Hoy, soy yo quien paga las consecuencias de lo que hicieron conmigo.

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