Qué me enseñaron las citas románticas sobre la autoaceptación al ser una persona intersexual. Por Bria Brown-King

Qué me enseñaron las citas románticas sobre la autoaceptación al ser una persona intersexual.

Por Bria Brown-King

Traducción: Laura Inter, del artículo “What Dating As An Intersex Person Taught Me About Self-Acceptance” de Bria Brown-King

Fuente: https://www.them.us/story/dating-as-an-intersex-person

Tener citas románticas cuando eres intersexual puede ser complicado, ya que tus parejas pueden no llegar a entender tu cuerpo. Mis experiencias me enseñaron como aceptar mis diferencias.

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Ohni Lisle

Nací con un cuerpo intersexual. La primera vez que aprendí sobre la causa de mis características intersexuales fue en entornos médicos, cuando me diagnosticaron con hiperplasia suprarrenal congénita (o HSC). En resumen, mi cuerpo no produce suficiente cortisol – la hormona del estrés -, lo que afecta la manera en que el cuerpo administra los carbohidratos, regula el azúcar en la sangre y mantiene su metabolismo, entre otras funciones esenciales. Para compensarlo, produzco niveles altos de testosterona. Los andrógenos, tales como la testosterona, son hormonas que generan lo que describiríamos como características secundarias típicamente masculinas, tales como exceso de vello facial y corporal. Todas las personas producen andrógenos, simplemente unas producen menos que otras.

La HSC influye de muchas formas diferentes en las personas. Y me ha enseñado valiosas lecciones sobre la autoaceptación.

Fue hasta que cumplí 9 años que me di cuenta de cuan diferente era. Me crecía vello facial, el sudor de mis axilas arruinó todas mis camisetas favoritas, y todo mi cuerpo estaba cubierto de vello. Una vez me corté la piel al tratar de recortar con unas tijeras todo el vello que crecía en mi estómago.

Para cuando cursaba el quinto grado, sabía que era diferente. Otras chicas desarrollaban pechos; en su lugar yo desarrollaba vello facial cada vez mas grueso. Debió haber sido por esa misma época que noté que mi clítoris grande no era tan común como pensaba. Tampoco lo era mi manzana de Adán. Una de mis amigas dijo a todas las otras chicas en el vestuario que yo tenía un pene, porqué notó un bulto que era visible cuando usaba traje de baño. Me di cuenta qué vestir traje de baño y usar los vestidores de mujeres, no eran opciones seguras para mí.

Como preadolescente, todo lo que quería era ser femenina; Quería vestir de colores pasteles, ir a comprar mi primer brasier, y hablar acerca de chicos. Pensé que el vestirme lo más femenina posible me ayudaría a encajar socialmente, a pesar de mis diferencias corporales. Quería gustarles a los chicos, no que se burlaran de mí por verme muy masculina.

Tuve mi primer novio a los 12 años. Era un chico agradable que también había sufrido bullying debido a sus labios resecos y a sus padres que eran de edad avanzada. Una vez se corrió la voz de que éramos novios, y las cosas comenzaron a ir cada vez peor. Sus amigos le dijeron que yo era fea y que parecía un hombre. Recuerdo que me dijo que rompería conmigo si los otros chicos me seguían molestando. Sin embargo, no lo hizo. Continuamos con nuestra relación intermitente durante tres años.

En la escuela secundaria, los chicos solo coqueteaban conmigo en secreto. Yo les gustaba, pero tenían miedo de mis diferencias. Yo aceptaba que así eran las cosas. Y aunque las personas que se interesaban románticamente en mí le temían a mi cuerpo, mis amistades lo ignoraban. Sentía como si mis características intersexuales fueran invisibles para las personas, siempre y cuando la atracción sexual no fuera un factor.

Mi grupo de amistades permaneció igual durante la escuela preparatoria, y me apoyó cuando salí a la luz como lesbiana. Pero, aunque mis amistades me aceptaban y entendían como una persona queer, nunca me sentí aceptada como persona intersexual. No entendían lo que significaba que fuera intersexual, y yo no sabía cómo explicarles.

Eventualmente, el identificarme como lesbiana, me dio las herramientas necesarias para establecer la manera en que quería presentarme ante el mundo. Comencé explorando diferentes formas en las que podía presentarme como una lesbiana masculina. Devoré videos de YouTube sobre como ser un conquistador, una marimacha o butch, o una mujer dominante. Durante un viaje de compras con mi tía, fui a la sección de hombres de la tienda y me compré mi primera camisa tipo polo para hombres. Las camisas polo y los pantalones kakis eran parte de nuestro código escolar de vestimenta, pero las camisas polo para mujeres nunca me quedaron muy bien. Mis hombros eran anchos y mis bíceps eran musculosos. En todo caso, usar ropa de mujer, hacía que mis características intersexuales fueran más evidentes. En mi opinión, una camisa polo de la sección de hombres, simbolizaba un género neutro.

En ese entonces, exclusivamente salía en citas con mujeres cisgénero, que se identificaban como bisexuales o lesbianas, con quienes me sentía más cómoda al decirles de mis características intersexuales. Con los hombres cisgénero, el pánico al rechazo era palpable, y me esforzaba por ocultar mis características intersexuales al afeitarme todos los días y enfatizando los aspectos femeninos de mi apariencia. Sin embargo, estar con mujeres me hizo sentir que podía ser yo misma. Podía tener mis piernas con vello y usar pantalones cortos, y muchas mujeres encontraban eso atractivo.

Fue hasta la universidad que comencé a hablar más abiertamente acerca de mi variación intersexual a todas mis parejas románticas. Ahora que tengo 25 años, he llegado a un lugar de autoaceptación, y mis experiencias con las citas románticas en parte me han ayudado a entenderme a mí misma y a mi cuerpo intersexual. Aprendí a cuestionar a los médicos, en lugar de solo aceptar sus respuestas, y aprendí a sentirme bien con el hecho de que mi cuerpo no refleja el de muchas mujeres. Me siento bien con el hecho de que, para mis parejas, esto significa que en la intimidad física se podría requerir una lección de anatomía al estar con una persona como yo que no tiene un cuerpo tradicional.

12 años teniendo citas románticas, también me ha enseñado que me siento bien con el hecho de que constantemente estoy cambiando. Cada relación me a ayudado a descubrir partes de mí misma que estaban escondidas detrás de una capa de inseguridad y baja autoestima. Incluso, las experiencias en citas románticas que no salieron muy bien, me enseñaron que experimentar lo malo puede ayudarte a apreciar lo bueno. Aprendí que la confianza es una habilidad que se desarrolla con el tiempo, en mi caso, una desarrollada en el transcurso de 12 años. He vestido muchas camisas polo durante ese tiempo. Actualmente, mis camisas polo se han convertido en algo que ya no es una representación de quien deseo ser, sino una representación de quien ya soy.

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